Novela Diego - Ser quien soy

Capitulo 29

C. 29: Un final feliz

Cuando Violetta se fue, me dirigí a mi habitación a terminar de arreglar unas cosas para la mudanza. Mi padre vino a revisar si tenía todo listo, y me dijo que vendría por mí alrededor de las 12 pm para ir al aeropuerto.

Algunas horas más tarde, al borde de la medianoche, recibí una inesperada llamada de Francesca.

-Hola.-me dijo feliz.

-Hola.-sonreí.

-Ay, perdona, ¿estabas durmiendo?-se percató de la hora que era-¿Te desperté?

-No, tranquila.

-¿Ya tenés todo listo para mañana?-preguntó.

-Sí. Mi padre ha estado encima de mí todo el día para que tenga las cosas listas.-reí-Mañana nos vamos al aeropuerto al mediodía.

-Guau, sí que está pasando. Te estás yendo a Barcelona.-pude escuchar un pequeño sollozo-Bueno, sólo quería llamarte una última vez antes de que te vayas. Digo, claro, te veré en el aeropuerto...pero no será lo mismo.

Pensé por un momento, pero finalmente tuve una gran idea.

-Se me acaba de ocurrir una idea.-arqueé una ceja, sonriendo.

-¿Cuál?

-Y bueno eso no te lo puedo decir.-dije pícaramente.

-¡Anda, decime!-dijo intrigada.

-Lo único que te puedo decir es que necesito que vengas a mi casa.

-¿Ahora? ¿Estás loco? Mis padres no me dejarán salir a la medianoche.-replicó.

-Por favoooor.-insistí.

-Ugh, está bien.-suspiró-Pero me meteré en un montón de problemas.

Reí.

Francesca llegaría unos 30 minutos después, por lo que tenía 30 minutos exactos para prepararle la sorpresa que tenía en mente.

Tomé un pedazo de papel, escribí una nota y lo dejé pegado a la puerta:

"La puerta está abierta, entra y ve a la terraza :)

-Diego"

Y cuando Francesca finalmente llegó, yo la estaba esperando en la terraza.

-Eh...-dijo Francesca, mientras caminaba sigilosamente hacia la terraza-Diego, ¿estás ahí?

Cuando entró, le sonreí. Había un montón de velas acomodadas en líneas paralelas. Al ver todo esto, se quedó estupefacta. Tomé la guitarra que estaba a mi lado y comencé a cantarle Ser quien soy.

En cuanto llegué al último verso, pude ver la amplia sonrisa que tenía Francesca. Pero su mirada denotaba algo más. Denotaba tristeza.

-Me encantó.-aplaudió silenciosamente-¿Sabés algo? No sé que me pasa, pero cada vez que paso un momento junto a vos, me enamoro cada vez más.

Se recargó junto a mí en el pasamanos de la terraza.

-Quizá sea porque yo estoy muy enamorado de ti.-susurré, respondiendo a su pregunta.

Se acercó lentamente a mí, asomando una sonrisa entre sus labios.

-No puedo creer que en menos de 24 horas estarás fuera del país...-miró hacia abajo, mientras una lágrima recorría delicadamente su mejilla.

-Ey, Francesca, todo estará bien.-recordé, tomándola de la mano-Tú eres la única chica para mí.

-Diego, son 3 años.-implicó-Es obvio que conocerás a otra chica allá, y que te enamorarás de ella y te olvidarás por completo de mí. Y yo no quiero ser la razón por la que no puedas formar una familia. Tenés que dejarme ir...