Sus ojos.
La primera vez que me miraron fijamente sentí que me veían el alma, que develarían todos mis secretos.
Esa mirada penetró profundo mi cuerpo y la pude sentir hasta en mis huesos; me agarró un escalofrío.
Desde ese momento quedó grabada en mi memoria.
Corrí la vista, no podía permitir que esos ojos me sigan viendo.
Las sensaciones que sentí eran demasiado para mí, no estaba preparada; me sentía desnuda.
Y, en ese instante, me di cuenta que no quería que esos ojos me dejen de ver nunca.
Esos ojos color miel son mis favoritos. El universo entero está en ellos. Quedé hipnotizada, ya no puedo dejar de mirarlos.
Y, cada vez que me miran, me siento completa.
ESTÁS LEYENDO
Me gustas, ¿cómo te lo digo?
PoetryUn nuevo amor apareció en su vida. Ella no se anima a decirle lo que siente. Pero le escribe poesías casi todos los días.
