Un nuevo hogar

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Su hombro se convirtió en el hogar de ella. Se siente protegida, se siente tranquila.
Él estaba sentado al lado de ella.
Ella no paraba de mirarlo de reojo.
Lo pensó una y otra vez. Pero cosas así no se piensan, se hacen.
Entonces, se dijo: lo hago ahora, o no lo hago más. La clase está por terminar.
No dejó pasar ni un segundo y lo hizo.
Apoyó su cabeza en el hombro de él.
Ella podía sentir su perfume, escuchar su corazón.
Ella le miraba las manos, no paraban de moverse. Él estaba nervioso.
Ella dejó de prestarle atención a la clase. Solo podía prestarle atención a él.
Él, en un momento, pasó su mano por el hombro en el que estaba ella. Y sin querer, o queriendo, le rozó suavemente el rostro.
Ella se sintió en paz. Y deseaba que ese momento dure para siempre.
Ella cada vez se acercaba más a él. Pero la voz de la profesora la interrumpió: nos vemos la clase que viene, es todo por hoy.

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