No me había percatado que eras vos, ni que me había vuelto a sentar al lado tuyo.
La vez anterior no hubo nada: no hubo intercambio de palabras, ni risas, ni miradas.
Esta vez fue diferente.
Estabas parado fuera del aula, abrieron la puerta y entraste, yo fui detrás tuyo y me senté a tu lado.
No te recordaba.
Me hablaste, me dijiste en qué página debía abrir mi libro y sonreíste.
Te agradecí y así empezó todo. No hablamos mucho más. Nos reíamos juntos, por momentos rozábamos nuestra piel sin querer queriendo.
Y qué curioso, cuando la profesora estaba tomando asistencia, quise anotar tu nombre, y tu nombre ya estaba ahí, en mis notas.
Y qué curioso, tu apellido es con G, podrías haberte ido, pero solo te quedaste hasta el final de la clase para conocer mi nombre.

ESTÁS LEYENDO
Me gustas, ¿cómo te lo digo?
PoetryUn nuevo amor apareció en su vida. Ella no se anima a decirle lo que siente. Pero le escribe poesías casi todos los días.