Estás ahí

17 1 0
                                    

Me hablaste, estabas triste.
Yo también lo estaba.
Traté de ayudarte, de levantarte el ánimo. Eso mismo hiciste tú conmigo.
En un primer momento, no podíamos consolarnos. Tanto que decidimos caer en la tristeza, pero juntos.
Luego, algo mágico sucedió.
Comenzamos a reír, a pensar en cosas lindas y la tristeza fue disminuyendo. Tan así, que en vez de dormir con el rostro empapado de lágrimas, dormimos con una sonrisa gigante, de oreja a oreja.
-Gracias-dije-
-Me alegra ser de ayuda. 

Me gustas, ¿cómo te lo digo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora