Narra Lenna.
Me quedé con Sam conversando y me enteré lo que intentó hacer mi hermano el día anterior, le agradecí con sinceridad por haberlo detenido porque Víctor podría haberle hecho cualquier cosa, quién sabe. De cierta forma me sentía segura allí dentro, pero tenía miedo de que él me encontrará y me obligará a regresar. Estaba segura de que algo planeaba, porque llamaba a mi teléfono celular cada vez que tenía oportunidad. Por esa razón tuve que apagarlo, no pensaba atenderlo porque me estremecía la sola idea de imaginar oír su voz. Tomé un analgésico que Sam me entregó y entonces sentí sueño, aquella pastilla había calmado absolutamente todo, le dije que iría a dormir y me acosté en la cama que pertenecía a mi hermano. Quería dejar de pensar al menos por unas horas, sabía que dormir me haría muy bien. Cerré los ojos, entregándome a los brazos de Morfeo.
Me desperté al oír la voz de mi hermano, que parecía mantener una conversación en el comedor con su mejor amigo. Desde la pieza podía oír lo suficientemente claro como para entender lo que decían.
—Mierda. Había olvidado lo de esta noche. No creo que pueda ir a tocar. — dijo. ¿Tocar? En mi mente no entendía demasiado.
— ¿Cómo haremos sin ti? Es bastante tarde para buscar un remplazo ¿no crees?
—Lo sé... Pero entiende, esta mi hermana aquí. No quiero dejarla sola por la noche, apenas pude ir tranquilo hoy a la universidad— el solo hecho de saber que estaba complicándole la vida a dos personas, me hacía sentir horrible, estaba estorbando entre ellos. Ninguno merecía encargarse de mis problemas, ni sufrir consecuencias de ellos.
—Ella está bien. Hoy la vi, no tiene nada grave. Se va a recuperar— mencionó Sam. Oír esas palabras me daba esperanzas. —Hace semanas que estamos esperando este día... música, alcohol y chicas ¿lo recuerdas? No puedes negarte— ¿esperen? ¿Sam acababa de decir eso? Sonó un tanto gracioso, parecía otro, no el que yo conocía.
— ¡Cambien el repertorio! Hay canciones que no necesitan tanto de mi teclado— okey, ahora empezaba a entender. Tenían una banda o algo así.
— ¿De qué hablas? En menos de cinco horas tenemos que tocar, ya está todo ensayado— se estaban complicando demasiado por mí y no podía permitir eso. Me levanté cuidadosamente y no tardé en aparecer. Ambos se quedaron mudos apenas me vieron, como si de repente ya no tuvieran palabras. Pedí hablar a solas con Zac, era a él a quién necesitaba aclararle algunas cosas. Sam nos dejó, yéndose a su cuarto.
—No tienes que detener tu vida por mí— dije, sin más. Hacía mucho tiempo que no hablaba con tanta seguridad y determinación.
—No quiero irme de fiesta mientras tú estás así, Lenna.
—Pero...
—Pero nada. Me quedaré aquí. Los chicos pueden arreglarse sin mí.
—Zac, tienes que ir.
—No. Ya este decidido, no iré.
—Escúchame...— suspiré. —Estoy muy agradecida contigo, con Sam. ¿Y sabes? Lo mejor que podrías hacer ahora es ir a divertirte un rato. Eso me haría muy feliz— dije sincera. A estas alturas no entendía demasiado sobre felicidad, pero saber que mi hermano estaba pasándola bien me haría sonreír.
— ¿Hablas en serio?
—Muy. Me quedaré aquí, no abriré a nadie la puerta, voy a descansar, dormir— cada vez que hablaba buscaba mirarlo a los ojos, pero el parecía desviar todo el tiempo la mirada. Y bueno, recordando mi antigua actitud asquerosa que tuve hacia él, lo entendía. Necesitaba tocar ese tema, pero Zac había esquivado oír mis disculpas y no era el momento indicado de insistir otra vez.

ESTÁS LEYENDO
My wonderwall.
ActionLa inocente y dulce Lenna, logra escapar de las garras de su padrastro tras seis meses de encierro y privada de su libertad. Golpeada y herida, consigue llegar por sus propios medios hasta el departamento de su hermano mayor, con quién hace tiempo h...