Capítulo 33.

68.8K 4.1K 330
                                        

Narra Zac

Observé llegar a mi hermana y a Sam por detrás, nuevamente al estadio donde habíamos estado tocando. Aún no nos marchábamos porque ellos desaparecieron de un momento a otro y no hubo forma de encontrarlos. Así que simplemente nos quedamos esperando, aunque yo comenzaba a desesperarme a medida que pasaba el tiempo y mi hermana no aparecía. Pero finalmente llegó. La noté extraña. Apenas me miraba a los ojos y trataba de esconder algo en su rostro. No tardé en darme cuenta de que había estado llorando y me quedé perplejo un par de segundos sin comprender. Fruncí el ceño, al ver que no daban ningún tipo de explicación y como siempre, tuve que ser yo el primero en iniciar el cuestionario.

— ¿Qué está pasando, Lenna?— pregunté.

—Nada— que fingiera estar bien solo me ponía más nerviosos.

—Vamos, sé que estuviste llorando y no entiendo por qué. ¿Van a decírmelo?— nuevamente insistí, siendo directo.

—Nada, Zac. Me puse mal... por... por una tontería. Fui a caminar un poco, Sam justo me vio y me acompaño. Solo eso— respondió. Lo miré a Sam, quién asentía con la cabeza a lo que ella decía. — ¿Cuándo viajamos?— cambió de tema.

—Hablaremos sobre eso más tarde ¿de acuerdo?— dije mostrando interés. Quería ayudarla, claro que quería ayudarla. Me desconcertaba verla triste, el no poder hacer nada para verla feliz me hacía sentir un horrible hermano. Cuando surgió la propuesta de la gira, al final terminé complemente convencido de traerla con nosotros, porque iba a conocer lugares nuevos, a despejarse, a divertirse quizás. Quería sacarla del clima en que había estado inmersa los últimos meses de su vida. En cambio, si aún tuviéramos una familia completa como antes, cuando estaba mamá, nunca habría decido incluir a mi hermana en esto. Pero de pronto entendía que era mi única familia, ambos estábamos solos y teníamos que apoyarnos al máximo. Lenna es una parte de mí, y podrá vivir conmigo todo el tiempo que ella quiera. De hecho, todo lo que nos pasó nos ha hecho realmente unidos.

—Está bien— sonrió levemente.

—Ah, y en una hora viajamos— agregué. Había olvidado mencionarlo antes.

—Entonces iré a hacer mis bolsos— indicó y rápidamente se hizo polvo entre nosotros.

Sam seguía allí y de inmediato intuí que sabía sobre lo ocurrido. Yo sé cómo es Sam, el suele inspirar confianza a la gente.

— ¿Sabes algo más?— cuestioné.

—Se cruzó con un conocido, que no sé... le dijo algo sobre tu mamá, sobre Victor y bueno, se puso mal por eso— explicó.

— ¿Cómo haces? Digo, ¿para qué te cuente lo que le pasa?— pregunté, con cierta curiosidad. Yo era su hermano y apenas la oía decir unas pocas palabras. —De hecho yo tengo que insistir para que me confiese la verdad.

—No lo sé— bajo la mirada a punto, resopló y luego la subió, encogiéndose de hombros. —Quizás es que no quiere ponerte mal a ti. Te adora y... y seguro es eso— percibí algo de nerviosismo en su voz, pero no quise hacerme ideas de nada. Al fin y al cabo, siempre terminaban siendo especulaciones mías, exageraciones.

Narra Lenna:

Luego del tercer concierto —y de mis inestables emociones— preparamos todos y partimos a la siguiente ciudad, la última que visitaríamos. Llegué agotada y lo primero que hice fue acomodarme en la cama de mi nueva habitación asignada. Hubiera querido seguir hablando con Sam, pero mi hermano y los demás chicos estaban siempre cerca de ambos y aún nuestra relación era un secreto, un verdadero secreto. Yo no quise decirle nada a Zac sobre lo ocurrido con la antigua amistad de mamá y Victor. Lo que menos quería era darle disgustos de ese tipo, y aunque suene cruel, de una manera estaba preparándolo para darle la noticia de que estaba enamorada de su mejor amigo. Pensaba que quizás si su vida iba mayormente bien, se tomaría la noticia con más calma y que el enojo de su parte sería leve. En ese momento solo imaginaba. Aún nada ocurría. Pero estaba segura de querer contárselo, porque las cosas iban en serio y seguir guardando el secreto iba a complicarlo todo, no es lindo vernos solo a escondidas, además me siento muy mal mintiendo.

My wonderwall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora