Capítulo 42.

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Narra Sam

—Lenna... Lenna— susurré a quién seguía dormida, aunque yo trataba de despertarla sin sobresaltos. Habían pasado unas largas horas, quizás ya estaba amaneciendo ¿quién sabe? En aquel lugar no podía distinguir si el sol estaba presente o no. Pero mi intuición me decía que vendrían pronto a separarnos y tenía que hacer algo. Si me quedaba de brazos cruzados esperando un milagro, probablemente se llevarían a Lenna a un destino incierto y a mi terminarían matándome, como Victor me dio a entender justo antes de darme permiso para verla. —Lenna... tienes que despertar— insistí. Seguía entre mis brazos. No se había movido, ni alejado. —Lenna...— hablé otra vez y entonces noté como empezó a reaccionar, separando sus ojos con extenuación. Terminó por mirarme y suspiró.

—Sigues aquí— murmuró y sonrió apenas, para luego dormitarse otra vez.

—Lenna, necesito que me ayudes con algo. ¿Me escuchas?— pronuncié, buscando hacerla reaccionar. Estaba difícil porque la notaba demasiado débil.

Asintió dejándome ver nuevamente sus pupilas.

—Dime.

—Tienes que ayudarme a desatar la soga de mis manos— expliqué. Esa cosa parecía que iba a cortarme la circulación porque estaba muy apretada. Sería complicado desarmar aquel nudo, pero, ¿por qué no intentarlo? —Será un poco difícil de hacer, pero inténtalo ¿Está bien?

—Bien...— terminó aceptando. Estiré mis brazos hacia arriba, soltando a Lenna y extendiendo mis manos ante las suyas para que pudiera empezar a desatarme.

El primer intento falló al instante. Sus dedos temblaban, estaba nerviosa y acelerada.

—Lenna, escúchame. Tranquila, no te presiones. Inténtalo cien veces si es necesario, pero no te apures. Hazlo tranquila, ¿De acuerdo?— dije buscando transmitir serenidad, aunque era poca la que tenía en ese momento, quería dársela a ella. Lenna asintió, demostrando que entendía el mensaje. Se detuvo un momento, tomó aire y regresó a luchar contra el potente nudo que aprisionaba mis muñecas. Yo supe que ponía sus mayores fuerzas en aquella pelea y ambos comenzamos a alegrarnos cuando notamos que el nudo empezaba a aflojarse.

—Muy bien mi amor, muy bien. Sigue así, lo estás logrando— la alenté a que continuara. Ya se encontraba muy cerca de conseguirlo. Lenna siguió concentrada y cuando menos lo esperamos, el nudo terminó por desarmarse y mis manos se liberaron. —Eso es, lo hiciste hermosa, lo hiciste— exclamé con una sonrisa, al mismo tiempo que la abrazaba con fuerzas, como deseaba hacerlo todo el tiempo.

— ¿Y ahora como seguimos?— preguntó confundida, mientras se colocaba mi campera que había estado cubriéndola las últimas horas.

—Tenemos que escaparnos. Y escúchame bien, me esconderé cuando entren a buscarme, y trataré de sorprenderlos por detrás con un golpe. Así tendremos el camino libre— expliqué mi plan, la mejor opción que había encontrado.

— ¿Yo que tengo que hacer?

—Solo tienes... tienes que fingir estar dormida. Pero atenta a escapar cuando debamos hacerlo ¿podrás?— realmente estaba intentando ser lo más optimista posible. Tal vez el plan era una basura, porque a decir mi verdad mi idea era un tanto de película, pero era lo más efectivo que tenía en mi cabeza.

Lenna asintió algo insegura, lo noté.

—Cuidado Sam, por favor. Son muy peligrosos, si algo sale mal no sé... tengo miedo de que te hagan algo malo— murmuró.

—Todo saldrá bien— busqué conectar con sus ojos para transmitirle confianza. —Confía en mí— agregué mientras entrelazaba su mano con la mía. Lenna asintió nuevamente, y en un parpadeo se acopló a mi cuerpo abrazándome con fuerzas. Lo hice de igual forma, la contuve sin dejarla separase, hasta que nuestras miradas regresaron a unirse y entonces, la besé.

My wonderwall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora