Capítulo 8.

114K 6.5K 573
                                        

Narra Sam.

La película termino y fue entonces cuando noté que Lenna se había quedado dormida sobre mi cama. Me moví por la habitación intentando ser silencioso, apegué la computadora y luego cubrí a Lenna con una manta. Por supuesto no iba a despertarla, no me haría daño dormir una noche en el gran sofá del comedor. Apagué las luces de mi habitación para irme y acomodarme a lo que sería mi cama por esa noche. Creí que iba a dormirme rápido, pero maldición, todo el asunto de Lenna daba vueltas por mi cabeza. Ella estaba mal, lucía débil y no comprendía como había logrado caminar tanto estando aún lastimada y con una costilla rota. Era un sentimiento muy contradictorio, no quería preocuparme pero igual lo hacía y ¡demonios!, la chica me preocupaba de todas formas. Lo de ver una película fue solo una idea mía para distraerla porque es obvio, cuando una persona pasa demasiado tiempo sola se deprime aún más. Yo era bastante malo consolando gente, bueno, no servía demasiado con las palabras y siempre me enroscaba. Además se notaba que ella por momentos no confiaba en mí, así que ¿por qué iba a querer contarme sobre sus sentimientos y esas cosas? Tampoco entendía porque mantenía la obsesión de disculparse todo el tiempo. No era necesario. De todas formas, me dormí con una... podría decirse que con una buena sensación, sí. ¿Por qué? Porque creo que por un segundo sonrió con sinceridad. Y eso cambiaba mucho. ¿Qué carajos? Supongo que puedo ser sensible, solo a veces.

Me dormí.

— ¿Qué hace mi hermana durmiendo en tu cama?— esas palabras en tono amenazante y una sacudida, fue lo que me despertó en la mañana.

Refregué mi rostro con las manos.

 —Mierda. ¿No podías decir buenos días o no sé, despertarme de una forma más leve?— lo miré aún con mis ojos entrecerrados.

—No respondes mi pregunta.

— ¡Solo duerme! ¿Qué mierda te piensas, Zac?— fruncí el ceño. —Estuvo viendo una película en mi habitación y se quedó dormida. No iba a despertarla.

— ¿Por qué no la vio en la mía?— cuestionó. Demonios, Zachary se comportaba como un insoportable hermano celoso.

—Tú computadora tiene contraseña. ¿Recuerdas? Y eres el único que la sabe— alcé las cejas, contento de encontrar la excusa perfecta. Pero entonces recordé lo que había pasado antes y comencé a dudar en si debía o no contarle.

—Cierto— susurró. — ¿Cómo estaba cuando llegaste?— bajé la mirada. ¿Se lo decía o no? Pensándolo bien, era mi mejor amigo, correspondía que le dijera la verdad.

—No estaba.

— ¿QUÉ? No bromees— lamentablemente, no era ningún chiste.

—Había ido a caminar. Salí a buscarla y la encontré— comenté rápido. No quería dar tantos detalles, temía que se enojara con Lenna.

—Yo sabía que no teníamos que dejarla sola. Soy un imbécil.

—Oye, no te culpes. Tiene derecho a salir ¿no? Como cualquiera de nosotros.

—Sí, pero no entiendes. Mi hermana puede estar en peligro saliendo a la calle a cualquier hora y sola. ¿No viste nada raro ayer?— ¿qué onda? ¿Zac tenía una especie de sexto sentido para adivinarlo todo? Recordé lo del auto negro, prácticamente estaba siguiéndola.

—La seguía un auto negro, estoy casi seguro— no pude evitarlo, no iba a esconderle cosas de ese tamaño a mi mejor amigo. Zac resopló, se lo notaba sumamente abrumado.

—No dejaré que esto siga así, ni un minuto más— me apresuré a levantarme, mientras observaba como tomaba las llaves de su carro y salía del departamento. Intenté colocarme con velocidad las zapatillas y por suerte llevaba puesta la ropa del día anterior, pero antes de que pudiera seguirlo apareció Lenna, seguramente despierta por los ruidos.

My wonderwall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora