Capítulo 27.

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Narra Lenna

La tarde siguiente a la aceptación del plan, teníamos el departamento repleto de policías. Había sido designado como el lugar de organización, donde Jack comenzó a darme indicaciones. En primer lugar, tuve que citar a Victor, a encontrarnos en la zona costa de la ciudad. Al final no elegimos un sitio demasiado público porque no queríamos armar alboroto entre la gente ajena al caso. Resulta que Victor aceptó sin ningún problema, incluso noté que su voz sonaba animada luego de escuchar mi propuesta. Para lograr que aceptara, tuve que darle una falsa excusa "Quiero verte porque me di cuenta que si mamá me dejo a tu cuidado, es por algo. Así que he decidido que quiero volver contigo", exactamente aquello fue lo que le dije. Sonaba creíble, más aun viniendo de mí. Al instante él dijo "si" y así elegimos el lugar donde íbamos a vernos. Por lo tanto, la primera parte del plan había salido bien. Victor comenzaba a caer en la trampa.

Mi hermano iba y venía de un lado a otro. Yo sería a quién usarían como carnada, pero a simple vista parecía que el fuera a serlo, porque estaba más nervioso que yo. Hablaba con cada uno de los policías, pidiendo que le explicaran una y otra vez lo que harían, con lujo de detalles. Exigió que también le dijeran alguna solución en caso de que algo saliera mal. Era obvio que Zachary quería asegurarse de que habíamos decidido lo correcto.

Terminé de hablar con Jack y me dirigí a mi cuarto para arreglarme antes de salir de la casa. Sam, que había estado cerca de mí todo el tiempo, se levantó y me siguió hasta la habitación, cerrando la puerta tras él. Lo observé, tratando de respirar con tranquilidad. El momento empezaba a acercarse y entonces, los nervios se hacían presente. A medida que el tiempo pasaba iba dándome cuenta de lo que estaba a punto de enfrentar.

— ¿Sabes que estaré ahí todo el tiempo, verdad?— yo asentí. No dudaba de Sam, él jamás me fallaría. Y a pesar de que no había estado de acuerdo con la decisión, sentía que me apoyaba de todas formas. —Estaré muy atento a todo. Zac también lo estará y todo el conjunto de policías. Piensa que al final del día podremos decir que todo esto se terminó— dijo, llenándome de esperanzas.

—Es lo único que quiero. Necesito que todo mejore— pronuncié con sinceridad.

—Las cosas están mejorando. ¿Recuerdas como llegaste? Apenas podías reír, y ahora puedo verte riéndote de todo— al mencionar lo último, me hizo caer en la cama haciéndome cosquillas mientras reía a carcajadas y él quedaba sobre mi cuerpo.

—Ya... tienes razón— dije intentando que se detuviera, hasta que las cosquillas disminuyeron. —Todo mejoro desde que llegué aquí— por un momento lo miré fijamente a los ojos, y luego lo atraje hacia a mí para besarlo, mientras le acariciaba la nuca.

De pronto oímos pasos acercarse a la habitación y Sam se despegó como un rayo de mi anatomía, cayendo sobre el piso. Yo me puse de pie, sin saber qué hacer. No llegamos a planear ni inventar algún pretexto, porque Zac abrió la puerta y nos miró extraño.

— ¿Qué hacen aquí?— frunció el ceño. — ¿Qué diablos haces en el piso?— lo miró a Sam, que seguía arrodillado.

—Se me cayó una pulsera y...

—Y yo estaba ayudando a buscarla— Sam completó la frase, tratando de sonar lo más creíble posible.

—Tenemos que irnos. No hay tiempo de buscar una pulsera ahora— ordenó y simplemente asentimos a seguir su indicación. Nos sentíamos demasiado mal por mentirle, pero, por el momento no había opción. Yo podía imaginar cuanto le molestaría a Zac verme con su mejor amigo, y no queríamos sumarle otro problema ahora. Guardándonos lo que teníamos solo para nosotros era la mejor opción para no lastimar a nadie.

My wonderwall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora