Capítulo 35.

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Narra Lenna

— ¡No lo vas a creer!— murmuré exaltada al ver una página del periódico, mientras Sam tomaba un café. La noche anterior habíamos llegado a casa, y estábamos algo cansados. Aunque mi hermano retó su vida universitaria sin chistar.

— ¿Qué paso?— preguntó Sam, quién parecía haberse asustado un poco por mi voz alterada.

— ¡Salieron el periódico!— conté con gran entusiasmo y la expresión en su cara cambió.

— ¿Qué? Déjame ver eso— pidió rápidamente. Reí por lo bajo, mientras leía la noticia que tenía como titular "Banda de música local realiza gran debut en festival de música". Luego hablaba de los Steel Heroes, de cada uno de ellos, pero en especial se centraba en Sam Michells y su increíble carisma arriba del escenario. Un crítico opinaba que lo tenía todo para triunfar en el mundo de la música. Talentoso, joven y con atractivo físico. Bueno, el tipo no mentía en absoluto. Pero más allá de todo lo mejor que tenía Sam era su sensibilidad y su increíble personalidad.

—Espera a que termine de leer— sonreí. —Pusieron una foto de la banda. Y otra solo tuya— foto que yo pensaba recortar y guardarla entre mis cosas porque Dios, se veía tan lindo.

— ¿Bromeas? No puede ser, siempre salgo mal en las fotos— se quejó. —Voy a romper eso, porque tu hermano se burlaría para siempre de mí— agregó con cierta gracia e intentó quitarme el diario de las manos. Con rapidez me puse de pie y caminé hacia atrás. —Hey, ¿A dónde vas?

—Voy a guardarme la foto, antes de que tú la hagas desaparecer— intente llegar hasta la cocina para buscar las tijeras, pero Sam fue más veloz que yo y me sorprendió por detrás, agarrándome por la cintura y dejándome sin escapatoria.

—Dame el diario— exigió, sin soltarme. Me removí entre sus brazos riendo y volví a negarme.

—No. No quiero que lo rompas— dije tratando de liberarme. —Juro que solo la guardaré para mí, nadie más la verá— agregué con mi mejor cara de angelito, buscando convencerlo. Era gracioso verlo de esa forma.

—Déjame verla antes— trató de quitarme nuevamente el periódico pero yo moví mi brazo de un lado al otro, haciendo imposible que lo agarrase.

—Si me sueltas te lo doy— mencioné para negociar. Aunque en realidad, no pensaba dárselo tan fácilmente. Yo quería guardarme esa foto y estaba segura que él iba a romperla en cuanto la tuviera entre sus manos. Se nota que no le importa en absoluto ser famoso. Él solo quiere hacer música.

—Bien— aceptó, poco convencido y sus brazos me dejaron libre. Pero lo engañé. Corrí hacia otra dirección sin entregarle lo que tanto quería. — ¡Se suponía que era un trato!— protestó y no pude evitar reír cuando quiso atraparme otra vez y no lo consiguió.

—Solo guardaré la foto y después puedes leer todo lo que quieras— seguí avanzando en dirección a mi habitación, sin embargo él me detuvo porque me alcanzo antes de que yo pudiera hacer lo que quería. Sam me despegó del piso y cargándome en uno de sus hombros hasta llegar al sofá, donde finalmente me dejó. —Oh, no, no Sam, ¿Qué vas a hacer?— ahora era yo quién estaba perdiendo la pelea. Él se acercó con una sonrisa divertida en su cara, me quitó el diario de las manos para tirarlo con desinterés y luego volvió a enfocarse en mí, empezándome a hacer cosquillas por todas partes.

—Yo también sé hacer trampas— murmuró con gracia sin dejar de producirme cosquillas, a pesar de que le pedía que se detuviera. Aunque creo que no podía entenderlo muy bien, porque mis palabras se mezclaban con las risas y lo único que se podía oír con claridad era el sonido estridente de mis carcajadas.

My wonderwall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora