Capítulo 23.

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Narra Lenna

Sam es el tipo de personas que sin saberlo, derraman todo el tiempo una intensa energía repleta de positivismo. Pude  darme cuenta cuando empecé a conocerlo mejor. No sé en qué momento exacto ocurrió eso, pero sé que paso. Un día fue diferente, un día supe que no era solo un simple amigo de mi hermano, sino que también tenía conmigo una especie de amistad. Congeniábamos bien, incluso en los últimos problemas que tuve él era el primero que aparecía en mi cabeza. Y desde que lo conocía, ni una sola vez me había fallado. Siempre estuvo cuando lo llamé, a pesar de no tener obligación.

Me encantaba verlo sobre el escenario, con sus vaqueros desgastados, sus remeras oscuras de rock, tocando con tanta pasión la guitarra y amoldando su voz para acompañar casi a la perfección el ritmo de los demás instrumentos. Sus ojos brillaban cuando hablaba de música, pero cuando la hacía realidad se notaba su emoción a flor de piel. Sin dudas tenía toda la personalidad que se necesita para ser el líder de la banda. Los Steel Heroes no serían lo mismo sin el chico de la voz perfecta y que posee la magia para hacer delirar a un público entero todo el tiempo que dura una presentación. Y a mí también comenzaba a hacerme delirar.  Sus ojos plantados en mí al mismo tiempo que clamaba la estrofa de una canción, me hacían creer que cada una de esas melodías estaban dedicadas a mí. Soy de las vuelan alto, las que se ilusionan rápido y que apenas sienten esas cosquillas en el estómago, se dejan llevar por ellas. Además, nunca me había pasado algo así. Con Sam no fue como lo que tuve con Craig. Nunca pensé en si quería besarlo o no, simplemente sucedió. Eso me hace pensar en lo que leí una vez, sobre deseos profundos. Dicen que son los que se ocultan en un interior, de los que ni si quiera uno es consiente, pero que los deseas con tantas fuerzas que terminan haciéndose realidad. Sonaba bonito. Pero, ¿Qué tal si solo fue un impulso por parte de Sam y yo lo seguí por inercia? Era la opción que no quería mencionar, pero no dejaba de ser una posibilidad. Pero mi anatomía entera seguía revolucionada por el beso y al menos en aquel momento, no dejaría de ver el lado lindo de las cosas.

—Craig y los demás vienen para acá— murmuró Melody, bajándome a tierra. El concierto había acabado y solo esperaba a saludar a los chicos.

— ¿Ahora?— fruncí un poco el ceño.

—Si. ¿Te molesta? Si no quieres les digo que vuelvan— en realidad, me daba lo mismo que estuvieran o no. Me encogí de hombros.

—No, no me molesta Mel— le di una pequeña sonrisa para calmarla.

Cuando los Steel Heroes se acercaron a saludarnos, Sam me saludo con un beso en la mejilla, en otras palabras, con normalidad. Supuse que era porque todos estaban ahí. Se quedó de pie a mi lado, mientras sonreía y entre todos intercambiábamos palabras. Estaba algo agitado, propio de pasar como una hora entera dando un show.

Melody estaba exaltada, según ella, porque era demasiado increíble estar entre estrellas de rock. Se veía graciosa. En cambio yo, entre que trataba de disimular mi nerviosismo y dejar de ser tan tímida, seguramente me veía como una tonta.

Mi hermano actuaba algo inquieto. Por momentos se salía de la ronda para hablar por su teléfono, luego regresaba pero seguía mandando mensajes de textos, como si estuviera pendiente de otra cosa. Me preocupó y aproveché para acercarme cuando se alejó con la intención de realizar otra llamada.

— ¿Está todo bien?

—Si— se limitó a contestar.

—No parece— mencioné. Lamentaba que no pudiera contarme algunas cosas de su vida. ¿Por qué no lo hace? —Zac, soy tu hermana. Te conozco, al menos un poco— hice un gesto con la mano. Él suspiró y pareció dar el brazo a torcer, dispuesto a contarme.

My wonderwall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora