Capítulo 47.

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Narra Zac

A decir verdad, no comprendía demasiado la situación. Acababa de despertar y solo recordaba hasta el momento en que recibí el disparo, aun cuando buscábamos a Lenna. Recuerdo sentir que moría y que le estaba fallando de la peor manera a mi hermana. Y luego de repente abrí los ojos y la vi a mi lado. Fue aliviador, pero desesperante a la vez porque no pude entender que paso ni como fueron las cosas y eso me dejaba intranquilo. Perdí el control de todo, de mi vida, de mi cuerpo, de la gente a mí alrededor y era casi insoportable. También noté las heridas en Lenna, en su rostro y su pierna, no tenía dudas de que Victor tenía que ver con eso y la verdad sentía ganas de levantarme como sea de esa cama para ir a matarlo y terminar con el calvario de una vez por todas. De hecho, cuando mi hermana fue por el médico traté en ponerme de pie, pero no hubo manera de conseguirlo. Lograba mover cada parte de mi cuerpo, pero no tenía las fuerzas necesarias para salir caminando como si nada. Además, tenía conectado cables y agujas a mi cuerpo, que pensándolo bien no podía sacar así como así. Debía armarme de paciencia para recuperarme de manera correcta y entonces ahí sí podría salir corriendo a buscar al tipo que estuvo arruinando nuestras vidas.

Estuve como quince minutos esperando a Lenna con el médico. Me costó dejarla ir, porque seguía con cierta inseguridad por dentro que me indicaba que las cosas no estaban del todo bien. La puerta de la habitación estaba abierta y de pronto empecé a notar personal médico yendo y viniendo de un lado a otro, casi no hacían ruido, pero se percibía gran movimiento. Iba a preguntar lo que ocurría, pero una enfermera me ganó de mano. 

— ¿Zachary Bennet, verdad?— preguntó, yo asentí. —¿Recuerdas hace cuánto despertaste?

—No sé exactamente, quizás media hora, no más— respondí mientras la enfermera se acercaba a tomarme los signos vitales. Yo seguía observándola con el ceño fruncido.

— ¿Cómo te sientes?

—Bien. ¿Es normal que me sienta un poco débil, verdad?— consulté. —Y por cierto ¿está pasando algo ahí fuera?— no pude evitar indagar sobre lo que ocurría. La enfermera actuaba un tanto apurada, como si estuviera preocupada por algo.

—Sí, es normal. Deberás quedarte unos días más en observación y con suero, luego podrás seguir recuperándote en tu casa. Cuando el médico te vea sabrá con exactitud cuántos días te quedan aquí— explicó, dejó de revisarme e hizo una pausa antes de responder lo siguiente. —Hay una alerta de incendio en el primer piso. Están intentando descifrar de donde viene el humo. 

— ¿No van a sacarnos de aquí?

—No, no por el momento, ya que no existen indicios de que sea algo grave. Solamente queremos asegurarnos de que los pacientes no se alteren— comentó con paciencia y me dio una sonrisa tenue. 

—Entiendo. Otra cosa, ¿no ha visto una chica joven, cabello castaño largo, que caminaba con dificultad porque tenía una pierna lastimada? Es que es mi hermana, salió a buscar al médico pero todavía no regresó— estaba empezando a preocuparme y solo necesitaba asegurarme de que ella se encontraba bien.

—Mmm... no, lo siento. Seguramente esta por regresar, pero el hospital es bastante grande y no es muy fácil hallar un médico porque siempre están ocupados— contestó. —Pero si la encuentro, la ayudaré a llegar aquí de inmediato.

—Está bien, gracias—  di por finalizada aquella conversación, dejando en libertad a la pobre enfermera que seguramente tenía mucho trabajo que hacer. Paciencia, me hacía falta más paciencia. Pero el simple hecho de no poder tener las cosas bajo control me desesperaba al máximo. ¿Y Sam, por qué no aparecía? Esa era otro factor que me mantenía movilizado. ¿Dónde se había metido?

My wonderwall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora