Capítulo XXVIII.

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   Pasé saliva por mi garganta y lo volví a mirarlo a los ojos; los suyos estaban notablemente cristalizados, y yo no podía evitar sentirme mal por lo que me había dicho. Yo quería que él fuese feliz, y no estaba ayudando mucho.

   —Paul..., lamento escuchar eso, de veras —dije—. Mira, yo... lo lamento.

   —¡John, cállate! No seas hipócrita. Sabías muy bien que esto pasaría.

   —Paul, déjame explicarte...

   —¡No quiero que lo hagas! ¡No me expliques nada! ¡Te odio! ¡Vete!

   —Estás confundido —seguí diciendo—. Paul, yo no sabía que Denny y Linda se conocían. Él me había hablado de una niña que conoció en su infancia, pero jamás me dijo nombre, y por mi mente tampoco pasó que fuese a ser ella. El día en que tú me rompiste los lentes, se me hizo difícil conducir, y por eso Denny se ofreció a acompañarme a buscar a Julian y a llevarme a casa para que yo no usara mi auto. ¡Y eso es todo! Ellos se vieron ahí y ya. Yo no tuve nada que ver, ni lo hice a propósito para lastimarte... tú sabes muy bien que yo no haría nada para lastimarte, porque lo único que yo quiero es que tú seas feliz.

   Paul se lamió los labios de forma tosca, al tiempo que gruesas lágrimas se deslizaban por sus mejillas hasta desaparecer en su abundante barba. Tomé su rostro entre mis manos, con las intenciones de limpiarlas una vez más, pero él se apartó con brusquedad.

   —¡Suéltame!

   —Ya, ya... está bien. Pero cálmate, ¿sí?

   —¡No! ¿Sabes lo que implica eso, verdad? Abogados, papeleos..., y lo más importante: la custodia de Heather y Mary. Las voy a perder. Voy a perder a mis hijas.

   —No, claro q...

   —¿¡Y cómo aseguras lo contrario!? ¿¡Cómo aseguras que mis dos hijas van a estar conmigo y no con Linda!?

   —Paul, por favor cálmate.

   —¡No, John! ¡A ti no te importa porque no es tu vida! ...pero a mí sí porque no las quiero perder. No soportaría tener que verlas todos los fines de semana o cuando el maldito juez lo diga.

   —Te equivocas —le dije—; sí me importa. Me importas tú; me importa Mary y me importa Heather.

   —¡Pues a tu estúpido amigo no!

   —Paul, Denny no tuvo nada que ver en esto —repliqué—. Más bien hace un momento le pedí que por favor no interfiriera en la relación de ustedes dos. Y me dijo que iba a respetar el hecho de que Linda esté casada.

   —¡Pero no lo hizo!

   —No —negué con la cabeza—. Fue Linda. Te guste o no, Linda fue la que decidió divorciarse de ti, y no por una infidelidad porque me dijiste que no le importó, fue por decisión propia... porque...

   —Linda sí me quiere —interrumpió—. Es solo que ahora está confundida, y... y ya. Es todo.

   —¿Cómo se enteró?

   —Ella misma fue la que me detuvo en seco. Me dijo que los comportamientos y la forma de vernos nos delataban. Además, ella leyó lo del yeso en el brazo de Julian. Todo se fue a la mierda, ¿sabes? Si tú y yo no...

   —Ya basta con eso —apelé—. Conocernos no tuvo nada que ver porque tú mismo dijiste que a Linda no le importó la infidelidad. Perdóname que te hable con tanta franqueza, pero ya es hora de que entiendas que Linda se casó contigo por motivos muy distintos a los tuyos.

   —¿¡Y tú que sabes de eso!? ¿¡A ti qué te importa los motivos!? ¡No es tu problema!

   —Pero es el tuyo, y todo lo que tenga que ver contigo me afecta a mí.

Your Heart is all I have ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora