Cerré la cremallera del bolso, luego de meter un conjunto de ropa, y un par de cosas más. Era viernes, el día que tenían que ir a la piscina, y por ello mi hijo vestía una franelilla blanca, un short azul marino —debajo el traje de baño— y unas zapatillas blancas.
—Papito, apúrate. No quiero llegar tarde.
—Ya va. Tampoco es tarde.
—¡Ni siquiera te has vestido! ¿No vas a ir enrollado en una toalla, verdad?
—Por supuesto que no —le dije, dirigiéndome a la cocina. Al estar ahí, agarré el plato con tostadas y mermelada, y me dirigí nuevamente hacia el sofá. Estaba ajetreado y estresado, y Julian no ayudaba mucho—. Aquí tienes el desayuno. Cuidado y te ahogas.
—Sí, papito.
—Ven —ayudé a que se sentara en el sofá, y coloqué el cojín en sus piernitas para que colocara el plato—. Voy a vestirme. No tardo.
Él asintió, para luego darle un pequeño mordisco a la rebanada.
Me dirigí hacia la recámara a paso rápido y luego al armario para elegir algo de ropa. Debía estar cómodo, así que opté por una camiseta blanca con una tabla de surf estampada al lado derecho; me pareció que estaba un poco acorde para la ocasión. Me coloqué un pantalón de mezclilla, y unos tenis negros. No tenía ni una pizca de intención de tocar el agua, así que no me preocupé por ello.
—Papito, apúrate.
—Ya voy.
Al salir de la recámara, e ir a la sala. Noté que Jules estaba dando vueltas, y soltando algunas risitas. Había terminado parte de su desayuno, y solo dejó una —de dos— rebanada.
—Te vas a marear —refunfuñé, tomándolo de la mano—. Si vomitas no te vas a bañar.
—No, papito. Me voy a comer el vómito para que no te enteres que vomité.
—Niño asqueroso.
Él emitió una risa, y luego se dispuso a dar saltos.
—¡Apúrate, papito! ¡Ya quiero irme!
—Ya va, Julian. Tampoco es que vamos a llegar tan temprano.
—¿¡Y tú traje de baño!? ¿¡Dónde está!?
—Yo no me voy a bañar. Ya te dije —me coloqué la mochila en la espalda, y saqué las llaves de mi bolsillo—. Vamos. Dame la mano.
—¿Y por qué no te vas a bañar, papito? —preguntó, entrelazando su manita a la mía—. Yo quiero que te bañes porque los que no se bañan son cochinos.
—Bueno, siéntete orgulloso de tener un padre que no se baña y que es cochino.
—¡Papito! —Jules se rió—. Tú no eres cochino porque siempre hueles a perfume. Papito, ¿yo cuando sea grande puedo echarme perfume?
—Pero te eché colonia.
—Pero tú me echaste la de bebé, y yo quiero oler a hombre porque mami dice que soy un hombre.
—Eres un niño con el brazo roto.
—¡Papito!
Me reí.
—Ya vámonos. Se hará tarde.
Abrí la puerta del departamento, y salimos, para después dedicarme a cerrarla por completo. A pesar que la seguridad era buena, yo siempre me percataba de que estuviera muy bien cerrada.
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Your Heart is all I have ➳ McLennon
Fanfiction―Mírame, John. Parpadeé unas cuantas veces y lo miré a los ojos. Pese al dolor, le sonreí. ―Rómpeme el corazón ―dije―. Rómpemelo mil veces, si quieres. De todos modos ha sido tuyo... desde el principio. Está prohibida y penada la reproducción tot...