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c a p i t u l o :o c h o

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c a p i t u l o :
o c h o .

" malentendido aclarado "


En la mañana, la primera en despertarse en el sofá es Luna, quién después de discutir un poco ganó de quedarse en el sofá del futbolista.

Primero no se ubico de donde estaba, hasta que reconoció el departamento. Tomo su celular que estaba a su lado viendo la hora 11:00 y algunos mensajes de su amiga si estaba en su casa o dónde. Lo contesto y se sentó, el sofá no fue tan mal lugar para dormir, o tal vez solo ella estaba tan alcoholizada para no sentirlo algo incómodo.

La luz del día entraba por las ventanas grandes transparente del pasillo. Se dio cuenta que el departamento era muy lindo y pensó en la idea de tener el propio.

Después de levantarse, tomó sus zapatos en las manos para poder ir a la cocina y tomar un vaso de agua y poder lavarse la cara un poco, no quería ir al baño ya que este estaba a lado de la habitación de Francisco, aunque parecía haber otra habitación en el departamento.

Con la idea de irse sin más, abrió la puerta principal.

—¿Te pensas ir sin despedirte, Luna?

Se freno, giro su cabeza despacio para ver a Apaolaza en medio de la sala solo con un short de futbol y frotándose la cara.

—Es que se me hace tarde. —se excusó rápidamente ella.

—¿No podes quedarte a desayunar conmigo? —preguntó él rascándose la nuca.

—Es que me quiero ir antes de que sea la hora menos necesaria para que alguien me vea así. —dijo la chica y se miro.

Francisco se rió y siseo.

—Tengo una joggin que te puede quedar bien, la remera ya esta por vos y bueno zapatilla, dudo que la mía te quede... —pensó, la rubia sonrió bajando su mirada—. ¿Desayunas conmigo? Por favor.

Luna finalmente accede, como dijo él, la guío a su pieza a donde le presto un buzo negro.

La dejo cambiarse y él se fue al baño.

La chica observo su pieza con curiosidad hasta que finalmente dejó los zapatos en el piso y deslizo la pollera que llevo durante la noche, para luego ponerse el jogging gris y se miro en el espejo que había en la pieza, no le quedaba tan mal.

Safa, pensó.

Era como una joggineta de tiro alto ya que a ella le quedaba así, claramente por su estatura, cubría su ombligo y aún así se saco el top y se puso la remera gris que dejo Francisco, por unos segundos se quedo oliendo la prenda, llevaba el perfume de el.

Flores | Francisco Apaolaza. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora