18

1.3K 112 23
                                    

c a p i t u l o :

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

c a p i t u l o :

d i e c i o c h o.

“ l o   e s p e r a d o  ”


LUNA.

La chica que nos atendió nos deja los cafés mientras que nos quedamos calladas.

—Gracias. —dijimos al unísono con Valería.

Nos habíamos tomado un tiempo a solas ya que estas semanas apenas nos veíamos en la facultad, si es que ella no faltaba.

No me contaba mucho, pero suponía que sería algunos problemas en su casa, con sus padres y más porque mi amiga se había mudado recientemente, pero como había dicho, no me contaba y yo tampoco quería ser tan metida, así que solo pasaba de eso.

—¿Y Augusto? —pregunte agarrando la taza, estaba algo caliente todavía por lo que lo dejo nuevamente.

Levantó para mirar a mi amiga quién después de tirarle el sobre de azúcar revolvía con la cucharita con una cara de que algo le molestaba.

—Por ahí... —suspira y me mira con una cara rara, no le entiendo—. Estábamos peleando mucho...

Que sorpresa, pienso, pero no lo digo.

—¿Que temas ahora? —pregunto igual prestándole atención.

—Que viva sola. —suelta y me sorprende—. Augusto se volvió muy... Celoso.

—¿No lo era antes? —arqueo mis cejas.

Valería suspira y asiente dudando, pero niega.

—Si y no. —me responde y frunci mi ceño.

—Te re entiendo, eh. —bromeo y Valería se ríe negando.

Tomo el café probando que ya no esta tan caliente, veo como mi amiga rápidamente vacía dos sobresitos más de azucar a su café y me aguanto las ganas de reír. Yo apenas le puse uno y sentía que esta bien.

Mientras bajo la taza a la mesa observó como mi celular se mueve apenas por la vibración. Lo prendo solo para saber si era mi mamá necesitando ayuda, pero no puedo evitar sonreír al ver que era un mensaje de Apaolaza.

“Que haces esta noche lunita?
Si estas libre, te busco. ”

No hace falta que le digo que si, doy enviar y bloqueo mi celular, levanto mi cabeza y Valeria me miraba rara.

—¿Es el tincho, no?

Ladeó mi cabeza tratando de ocultar mi sonrisa.

—No te hagas. —me regaña y ríe después—. Se que es él, disimula tu cara amiga.

—Si, era Francisco.

—¿Ya están saliendo? —pregunta apoyando su mentón en la palma de su mano, se nota que le interesaba saber más de mi vida amorosa que hablar de la ella.

Flores | Francisco Apaolaza. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora