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c a p i t u l o :

v e i n t i o c h o.

e l  a d i o s ”


LUNA.

Una semana y yo me sentía como si me pasó la vida encima y si, capaz estaba siendo muy dramática, pero un poco de razón tenía el serlo. Tenía idealizado a Francisco cómo algo mejor, más de lo que se mostraba en un principio y ese particularmente fue mi error, por eso me costaba y me dolía más está situación, si tan solo no hubiera esperado tanto de él, todo este nudo que tenía no iba a sentirse así o por lo menos no darle tanta importancia.

Había llegado temprano a la facultad, por lo que mi primera media mueca del día fue ver a Valeria sentada en unos de los bancos, con un corte nuevo que le quedaba muy bien.

Y era raro que ella esté temprano, cuando el aula estaba completamente vacío. Ella era la única que estaba cada media hora hablándome por mensajes o llamándome para ver si estaba bien, no se que creía, que podría hundirme en un pozo depresivo, a eso no iba a llegar, por lo menos no todavía.

—Que raro temprano. —me burle acercándome para saludarla.

En cambio ella sonríe a medias y se pone sería para preguntarme como estaba, como últimamente lo hacía primero se ocupaba en ver cómo me sentía.

—¿Cómo estás?

Me siento a su lado y largo un suspiro, me giro a verla con una sonrisa de labios apretados.

—Creo que mejor.

Ella ladea su cabeza observándome con un gesto dudoso.

—Tenes muchas ojeras. —comenta viéndome y estoy a punto de preguntar si se me notaba mucho porque había intentado taparlo con una base y corrector—. ¿Andas durmiendo bien?

—Despues de que lloro si. —contesto poniéndole un poco de humor, ella apenas sonríe pero se pone sería automáticamente—. Estoy bien, no muy bien pero bien.

—¿No hablaste con el? —suelta sin más y yo solo niego.

Es donde nos quedamos en el silencio de ese aula, hasta que se escuchan voces y unas chicas entrando. Me distraigo en eso, pero Valeria aprovecha para girarse y enfrentarme.

—Lu, vos sabés que después de todo esto, Fran ya no es santo de mi de devoción pero... ¿No te hará bien que lo hables? Ya pasó una semana, capaz es hora de escucharlo. —no digo nada, porque sinceramente las últimas dos noches pensé en eso, también recuerdos sus mensajes de todos los días explicándome de esa pelea, el mensaje, la llamada y como pasó—. No creo que quieras quedarte con esta imagen de el, o después sentir que terminaron por algo que vos no corroboraste.

Flores | Francisco Apaolaza. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora