Flores | Francisco Apaolaza.

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c a p i t u l o :

t r e c e.

“ s i n c e r i d a d  ”

LUNA.

—¡Shot! ¡Shot! ¡Shot! —gritaba sin cansarse Valeria.

—¿Podes parar? Ya estamos en la barra, nos va a sacar cagando el chico. —le dije mirándola seria, pero me reí.

El chico rápidamente trajo los vasos para servirnos tekila y en menos de diez minutos los vasos estaban vacíos y mi pecho se incendio un poco, rápidamente volamos al centro de la pista, ya que empezaba un temon según Valeria para mover el orto, literal lo dijo así.

Era una salida de chicas, entre compañeras de facultad y era la primera vez que casi estábamos todas.

Y la verdad, la estábamos pasando bárbaro.

Y confirme, no hacía falta chaparme ni estar tirandome onda con alguien para pasarla bien solo entre amigas.

O eso creía, hasta en ese entonces.

En un momento del medio del baile, los ojos de Valeria y mis compañeras se abren mirando detrás mío, no las entiendo cuando siento una presencia detrás mío, pero ni siquiera paro de moverme al ritmo de la música electrónica que sonaba en el momento.

Miro nuevamente a Valeria cuando una mano se posa en mi cintura y mi amiga solo me da el ok de seguir bailando, así que lo hago, su otra mano se posa en mi cintura, después de unos segundos agarra mi mano para darme la vuelta.

Lo hago sin problemas y cuando levantó mi cabeza para ver quién era, me sorprendo.

Era el rubio, el amigo de Francisco.

Sino me equivocaba era Matías Pellegrini, porque sí, después de verlo en el departamento de Pancho, había hostigado su instagram hasta que encontré del rubio.

Lo miro y tenía una sonrisa divina, era muy lindo y a mi se me caía la baba.

Aferra su agarre a mi muñeca para subirla y dejar mi mano en su hombro, entonces se apega más a mi cuerpo.

—¿Te acordás de mí, no? —me pregunta con esa sonrisa moja todo.

—¿Amigo de Fran, no? —pregunto haciéndome la que no sabía bien.

Él asiente.

—¿Luna, te llamabas no? —cuestiona y asiento, se acerca a mi oído—. Bueno, Luna sos hermosa.