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c a p i t u l o :

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c a p i t u l o :

d o c e.

a m i g o s ”

LUNA.

Por alguna razón, Francisco seguía con la idea de ser amigos parecía haberse tomado eso en serio, ya que los últimos días me hablaba de la misma forma, lo único bueno era que ya no me clavaba los vistos ¿Lo malo? sabía que él estaba en otra.

Y por un momento pensé, en que hubiera pasado si aquella noche no lo hubiera frenado, si dejaba que me bese ¿Donde hubiéramos terminado? En su departamento igual.

Me sentía mal, porque siempre fui bendecida, al ser rubia no tenías muchos rechazos de parte de chicos y ahora esta Apaolaza... Que no me rechazó, pero estaba siendo mi “amigo” cuando yo quería algo más, porque estaban las ganas, y pensé que por su parte también al principio... Cuando se acerco a pedirme mi número, al final fue todo una bomba de humo.

Podría ser que a Apaolaza tambien le pasaba lo mismo, o solo eran cosas mías.

De igual forma, seguía haciendo como si nada.

—¿Vos sos boba? —me reta Valeria por teléfono, le pago al taxista y me bajo del auto—. ¿Vos te estas enamorando de ese tincho, no?

—¡No! Obvio que no... —niego rápidamente observando el edificio por fuera de Francisco.

—¿Entonces por que vas? Ni ustedes se creen que son amigos. Ese cheto te tiene ganas y vos a él, pero él no quiere soltar a su novia y te quiere tener cerca. Así es, y por eso te digo, alejate, porque te vas a lastimar sola Luna. —me dice y suspiro girando—. Perdón, pero las cosas como son Lunita... Es un tincho que juega al futbol, cualquiera, podes tener algo mejor... O al menos alguien a quien vos juegues como queres.

Viro mis ojos.

—Juro que las ganas de chaparmelo, están, pero nada de por medio. No me gusta... —bufo, aunque no estoy segura de nada ahora.

La escucho suspirar a Valeria.

—Bueno Lu, hace la tuya, si pasa algo me avisas ¿Si?

—Si, dale Val, te amo, perdón por hacerte enojar. —digo y me rio un poco.

Me saluda y corto, observo una vez más el edificio de Fran, me decido entrar. Por alguna razón él me había llamado, dijo que necesitaba de mi ayuda y acá estaba.

Iba a decirle que baje pero justamente salía una chica que me pregunto si entraba o sino cerraba el portón aproveche y entre. Subí y llegando a su puerta, saque mi celular para avisarle que ya estaba, colgué en hacerlo ni bien baje del taxi.

—Uh —choco con alguien por venir mirando el celular, levanto mi cabeza—. ¡Disculpa!

Me rio de los nervios viendo un chico, rubio, ojos claros, cachetes colorados y una linda sonrisa.

Mirándome entre preocupado y con una sonrisa.

—¿No te lastime? —cuestiona.

—Perdón, no venía mirando... —me disculpo yo, casualmente su mano no se en que momento paro en mi brazo como preocupándose.

—¡Matias! —un grito y la puerta abriéndose del frente nos interrumpe.

Francisco sale relajado hasta que nos ve.

—Luna. —dice sorprendido, pero supongo por estar cerca de ese chico, que al parecer se llamaba Matias.

—Hola. —saludo.

Él rubio me mira y sonríe para ver Francisco.

—Cierto... Me olvidaba. —se ríe y se acerca para tomar una bolsa que le daba Apaolaza, quien estaba serio, mirándome a mí.

Entonces yo me acerco a la puerta, los dos se conocían.

—¿Ella es la famosa Luna, entonces? —cuestiona el rubio viéndome mejor, tenía que admitir, tenía una sonrisa divina.

Miro confundida a Apaolaza, que asiente y mira a su amigo.

—Si, Lu, él es un amigo... —presenta cortamente Pancho.

—Hola —lo saludo casi tímida, pero con una sonrisa obvio.

Matias, como al parecer se llamaba, se presenta así y después de despedirse de nuevo se va por donde yo entre, no sin antes de darme una última mirada. Donde no oculto mi gran sonrisa.

—Buenooo... —interrumpe mi mirada Francisco—. Ni se te ocurra eh.

Alzo mi mirada para verlo a Francisco que me miraba raro.

—No dije nada. —me reí.

—Mejor así, pasa Luna... —indica y así lo hago.

Pero me llevo la sorpresa de ver a una chica en el sofá juntando algunas cosas en una mochila.

La novia.

¿En que me metí?

Esa deducción se espuma cuando ella se gira ya tomando su mochila y me mira.

Era un calco de Apaolaza con pelo largo, casi.

—Ay, hola... —me saluda y no se si acercarme o no.

—Es mi hermana. —aparece detrás él.

Y es donde recuerdo que me había dicho que vivía con una de sus hermanas, pero que esta no estaba mucho porque vivía con sus amigas o novio.

—Juana. —me sonríe presentándose.

—Luna. —contesto acercándome ya qué ella pretendía saludarme con besos.

—Que linda. —dice o murmura y mira a Francisco detrás—. Bueno, yo me voy, vengó mañana y comemos juntos...

—Dale cuidate. —le saluda con besos a medida que ella va saliendo—. ¿Llevas tu llave?

—¡Si, nos vemos Pancho! ¡Chau! —me mira con una sonrisa y sale.

La puerta se cierra y quedamos los dos en el departamento.

—Es muy parecida a vos. —le digo mirándolo.

—¿Vos decís? —duda Francisco pero se le escala una sonrisa.

Asiento y observo rápidamente su departamento evitando su mirada.

—¿Para que me llamaste? —cuestiono y doy algunos pasos para sentarme en su sofá—. ¿En que te ayudo?

El asiente y agarra el control de su LCD.

—En saber que vamos a mirar... —dice mientras pone Netflix rápidamente.

Arqueo una ceja mirándolo.

—¿Es joda Apaolaza? Pensé que era algo serio...

Él se rie y se acerca para sentarse alado mío.

—Y en serio... —dice y gira su cabeza para mirarme—. ¿Somos amigos, no?

Y me lo quedo mirando, el estaba arqueando a medias una ceja y con esa sonrisa, se re lame los labios y por un momento pienso que me hacia peor.

Y recuerdo lo que me dijo Valeria, el no sacaba su mirada y a mi me estaba poniendo muy nerviosa, desvío mi mirada para recostar mi espalda por el sofá.

—Como digas. —respondo tratando de pasar el momento.

Otro momento largo con él.

Flores | Francisco Apaolaza. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora