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c a p i t u l o :

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c a p i t u l o :

v e i n t i s i e te.

“ e n f r e n t a m i e n t o ”


LUNA.

Releo una vez más ese mensaje mientras siento un nudo en la garganta, sigo inmóvil.

Me pasa mil y unas cosas en la cabeza y lo único que siento es el deseo de llorar. Me sentía débil, y no descartaba que esté a punto de desmayarme porque ese mensaje había sido como un golpe fuerte en la cabeza.

Cierro mis ojos sin querer pensar en algo, pero el mensaje se aparece y las palabras de Francisco anoche. Me mintió.

Claro que sí, me mintió. El la vio y me lo oculto, me lo negó anoche.

Y siento vergüenza, por haberle creído, por pensar que me equivoqué con el; que anoche había hecho un lío al pedo, porque claramente anoche antes de dormir las inseguridades y desconfianza se fueron y trate de confiar en las palabras de Francisco. Pero no, me mintió igual.

Me levanto de la cama con cuidado y al salir de la habitación corro al baño, donde ni bien cierro la puerta suelto en llanto. Me siento en el inodoro después de bajar la tapa y lloró en silencio, porque lo necesitaba, porque necesitaba desahogarme.

En mi cabeza se repite una y otra vez las imágenes de anoche, la llamada, nuestra conversación y finalmente el mensaje de esta mañana.

“Sabiendo que podías tener problema con tu novia.”

En este momento no me importaba Apaolaza, me molestaba más el hecho que alguien me viera como una estúpida. Y esa persona era su ex, Brenda, o lo que sea que eran.

¿Se vieron? Claramente. ¿Para que? No tengo idea. Miles de preguntas más venían y las más grave, si Apaolaza llegó a estar con ella... Me moría y nunca lo iba a saber, porque en el ya no podría confiar pase lo que pase.

Me sentía la imbécil más grande y me preguntaba miles de veces ¿por qué?

Pero me calmo, me levanto de ahí y me lavo la cara para después lavarme los dientes y pensar, calmada y siendo sensata. Sabía que tendría que volver a la habitación y verlo, o verlo cuando se levante. Pero, ¿Que iba a decirle?

Y nuevas preguntas llegaron. ¿Por qué si me dijo que no pasaba nada, anoche quiso que viera su celular? La respuesta llega rápido, porque seguramente borro todas las pruebas.

Y una película ya tengo hecha en la cabeza.

Me miró al espejo y antes de salir me hago una cola, mis ojos ya estaban rojos y es porque llore con ganas y fuerzas. Así que trato de esperar que mi nariz ya no esté tan roja para salir e ir a la habitación vestirme e ir a desayunar sola para aclarar que le diría o si tal vez le diría... Porque sabía que no iba a quedarme callada.

Flores | Francisco Apaolaza. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora