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Jimin no podía dormir pensando en aquella estatua, en el escrito, en el murciélago que le perseguía.

"Si te atreves, enfrentame y quitame mi tesoro.

Debía averiguar el significado, se sentía conectado con esa frase raramente. Se levantó con toda la delicadeza sin querer despertar a Chanyeol. Caminó unos pasos hasta la ventana y lo que menos quería sucedió.

—¿Jimin?— preguntó con voz adormilada. —¿A dónde vas?— Jimin se detuvo de insofacto y miró un punto específico de la habitación.

—A ningún lado.— dijo alejándose aún más, sintió unos brazos rodear su cintura y un aliento caliente pasar por su oreja.

—¿Estás seguro Jiminnie?— Chanyeol mordió el lóbulo de la oreja de Jimin, se estremeció por el acto que había hecho.

—Sí, no es importante.— Chanyeol metió sus manos bajo la camisa de Jimin, empezó a acariciar y a toquetear su cintura, logró dejarse llevar hasta que descubrió sus intenciones. Se zafó de él y lo miró molesto.

—¿Qué pasa? ¿A dónde vas?— preguntó molesto, Jimin se alejó aún más de Chanyeol.

—A un lugar lejos de ti.— dijo saltando de un balcón y tomando vuelo, tenía miedo de caerse, era una de esas pocas veces que lograba mantener los pies lejos de la tierra.

Chanyeol le había cerrado la puerta, sólo le quedaba estar afuera.

Fue hasta donde estaba la estatua y volvió a leer el escrito, vio de nuevo las formas de plata y algo llegó a su mente.

Xiumin tenía un colmillo defectuoso, lo tenía roto en un corte diagonal, el vampiro de la estatua poseía el mismo defecto que él.

¡No! No podía ser él, estaba perdido, no pudo haberse convertido en una pieza de plata.

Aún confundido por lo que pasaba se recostó junto a la estatua y empezó a pasar sus dedos por la fria cerámica.

—Ojalá no hubiera muerto.— dijo bajo y soltó unas cuantas lágrimas. Pero no sabía que su sufrimiento empeoraba la salud de Seokjin.

Mientras él lloraba Seokjin estaba siendo arrastrado aún más hasta la muerte, había pasado algo nuevo, estaba sangrando por la boca.

Las veces que Jimin era golpeado, cuando lloraba, cuando sufría.

Cuando recordaba que Yoongi estaba con él.

Seokjin ya estaba al borde de colapsar, su cuerpo dolía como nunca, de tanto toser y agonizar cayó desmayado mientras todavía seguía sangrando por su boca.

Jimin se había calmado un poco. Si seguía así podía amanecer allí y se habría quemado.

Siguió con su busqueda hasta que unas luces color azul empezaron a iluminar su camino, parecía que lo guiaban a algo.

Fue siguiendo las luces hasta llegar al ala sur. En una pequeña mesa estaba una botella de vidrio, a un lado la misma flor que había en la habitación donde estaban los chicos.

Algo le decía que abriera la botella, estaba a punto de hacerlo, pero ignoró a sus instintos y huyó.

Se preguntaba que eran esas luces azules, siempre se lo preguntó, aquellas cosas lo habían perseguido desde muy pequeño, volvieron para guiar a Jimin. Y el se preguntaba ¿A dónde?

Y llegó a aquel lugar, la puerta de oro, donde se había desmayado.

Volvió a ignorar a sus instintos, a pesar de sentir que había algo tras la puerta que debía salvar no confiaba mucho, ¿Qué tal si era algún demonio que lo perseguía? Se metería en problemas.

El sol empezó a salir lentamente, Jimin debía volver al lugar donde lo había dejado Chanyeol aún así se quemara.

Para su suerte había sombra en ese lugar.

Los chicos estaban viendo a Seokjin como dormía, habían veces que se levantaba agonizando y cuando nadie le prestaba atención aún más se acercaba a la muerte.

El estómago de Namjoon rugía con fuerza, no comían desde hace mucho, si de pura suerte encontraban sangre no la desperdiciarían. No podían alimentarse de Jungkook, moriría por falta de sangre en su organismo.

Jin despertó de a poco, los chicos lo ayudaron a sentarse en la cama.

—¿Cómo te sientes?— preguntó Namjoon acariciando el cabello de Jin. Puso su mano en su mejilla y éste se recargó en su tacto.

—Estoy un poco mejor, aunque todavía me duele la cabeza.— Namjoon y Jungkook se miraron. El rugido de sus estómagos resonó. Se veía que tenían hambre. Incluso Seokjin. —Necesito comer.— el hombre se volvió a recostar mirando a Jungkook. Todos sabíamos porqué.

A Jungkook le dolía ver a la persona que lo había rescatado y criado cual madre. Como si fuera mandado a hacerlo dio su cuello al descubierto. Jin se resistía a la tentación de poder perforar su cuello y beber su dulce sangre. Quería pero no podía.

—¡No!— gritó Jin resistiendo. —Jungkook.— acercó más su cuello para que el olor fuera más fuerte. Jin iba a fallecer en ese momento si no bebía de su sangre.

—No te resistas, lo necesitas, rápido.— Al escuchar Jin se acercó lento, sus ojos se volvieron rojos cual rubí, sus colmillos se volvieron más largos dándole un aspecto espeluznante. Como todo vampiro salvaje primero va lento y luego te  perfora el cuello sin piedad.

Estaba desesperado, no había comido nada desde hace mucho. Dos años después de que Yoongi falleció y ellos desaparecieran no tenían nada con que alimentarse.

Estaban muertos de hambre.

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Me quiero retirar de ser escritora :|

La verdad no creo que a la gente le guste o interese mis ideas :c

Ten un buen día, tarde, noche 💟 Sueñen con muchos coreanitos

💜💧Stephy💧💜

Are Tears | Yoonmin [Segunda Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora