II.

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La joven salió de la oficina con el periódico en mano, no le importaba leer las nuevas recompensas de algunos novatos o sobre las hazañas que logró la marina es diversos lugares del mar. Solo deseaba tomar un baño, depurar su cuerpo y comer algo delicioso.

Recordó aquella palabras sin sentido dichas por Aokiji, tal vez tenía que ver con lo que habría en los periódicos ese mes. Se detuvo un momento y lo revisó hoja por hoja.

—Nada...—murmuró la castaña para sí misma.

Tal vez habría algún mensaje oculto en las palabras de Aokiji y ella era muy lenta para descifrarlo. Suspiró con malestar y volvió a releer el ejemplar; se detuvo un una nota que hablaba sobre los rumores del ascenso de Akainu como nuevo Almirante de flota de la Marina y pensó que tal vez aquello era lo que incómodaba a Aokiji.

Ambos Almirantes tenían disputas, ciertos altercados y discusiones que con mucha suerte no llegaban a mayores.No era una noticia muy importante y tampoco era como para restar importancia. Muy en el fondo Cloe tenia temor de aquellas especulaciones. Sakasuki tenía un punto de vista acerca de la justicia muy radical y eso podría afectar su propia estadía en la marina. Aunque tal vez eran solo eso, simples rumores.

Con dirección a las duchas comunes tomó un pequeño desvío a la cafetería y pidió a la cocinera un pequeño banquete personal con alimentos llenos de hierro, volvió a ponerse en marcha y en cierta parte del camino sintio un pequeño mareo. Se recompuso con lentitud y camino con más cuidado, debía de mantenerse completamente bien hasta llegar a los baños.

Ya dentro de las duchas comunes se despojó de todo tipo de prenda que cubría su pálida piel y con cuidado se introdujo a la tina, acto seguido comenzó con el proceso de depuración.

...

Volviendo a la oficina de Sengoku, el viejo Almirante de flota tomaba los papeles que habían sido enviados por parte de su grupo de investigación.

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que Cloe utilizó los poderes de su Akuma no mi? —preguntó Sengoku sin despegar la vista de los papeles que tenía en la mano.

—Desde el incidente en el navío de Momonga, no se ha notificado algún otro incidente por parte de Cloe o alguno de sus subordinados —respondió Garp sin apartar la vista del ocupado Sengoku.

—Según las nuevas notificaciones, siguen siendo desconocidas varias de las propiedades de la Chi Chi no mi —comentó Sengoku mientras apartaba los papeles de su vista.

—Un enemigo con poderes desconocidos, suena aterrador, ¿No? —

Las palabras del antiguo héroe de la marina no fueron de mucho agrado para Sengoku y avivaron las preocupaciones que tenía hace un par de semanas.

—Asigna a un grupo para que vigilen de forma discreta los movimientos de Cloe hasta que zarpe al South Blue —ordenó Sengoku y acto seguido Garp salió de la oficina del Almirante de Flota.

El canoso Garp recordó aquella noche que llegó Cloe en brazos de Momonga. La castaña se encontraba mal herida e inconciente, todo a causa de los poderes de la fruta del diablo que ella consumió un par de años atrás. Aquella ocasión fue la primera y última vez que se supo algo acerca de los poderes de la Chi Chi no mi.

...

Sentada en la bañera Cloe ya había iniciado con la depuración. La sangre de la castaña salía por cada poro de su blanquecina piel, poco a poco la tina se fue llenando de aquel líquido vital color carmesí.

La joven Vicealmirante recordó aquel día en el que descubrió los macabros poderes de su Akuma no mi.

Un par de años atrás Momonga estaba a cargo de la joven revoltosa Monkey D. Cloe.
Quién era y es una chiquilla que tiende a meterse en problemas sin hacer gran cosa; esto ocasionaba muchos dolores de cabeza a cada marine que se hacía responsable de la joven adolescente.

Los sentimientos de ira, impotencia y odio se juntaron  en ella y una fuerza invisible emergió de la joven adolescente, dando paso a un tormentoso y dantesco poder.

Uno a uno fueron cayendo, todos retorciéndose de dolor, todos con hilos de sangre saliendo de las heridas abiertas que poseían. El espectáculo acabó con los cuerpos pálido y fríos esparcidos en toda la cubierta del barco.

Cloe se encontraba paralizada por todos los acontecimientos que estaba presenciando, su mirada aún está perdida en los hilos de sangre que se perdían en su pálida piel, su cuerpo no respondía y era producto del shock.

Horas después todo había vuelto  a la normalidad, pero el Vicealmirante Momonga aún se encontraba buscando la razón de la muerte de aquellos piratas y al final del día se optó por ir a Marineford, ya no había razón para seguir en dirección a Impel Down.

Por otro lado, Cloe se encontraba en su camarote intentando analizar la situación, sabía que hace un par de meses había comido la Chi Chi no mi por equivocación y para ella los poderes de esa fruta era desconocidos. No tuvo que pasar mucho para que un punzante dolor hiciera estremecer todo su ser. Cloe creyó que podía sobrellevarlo hasta llegar a Marineford y hablar con su abuelo y Sengoku acerca de lo que le sucedía, tal vez ellos tenían alguna respuesta.

Habían pasado varias horas y el dolor se había vuelto insoportable. Cloe gimoteaba en silencio, su respiración se había vuelto muy agitada y no sabía cómo parar el dolor. Salió del camarote en busca de Momonga, pero la gélida brisa marina la hizo caer de bruces al suelo de madera.

Con las pocas fuerzas que le quedaban intentó arrastrarse por la cubierta, pero una punzada demasiado dolorosa hizo que se detuviera en seco y acto seguido vio ante sus ojos como pequeños cuagulos de sangre salían de su piel, dejando heridas sanguinolentas a su paso.

Aquel dolor era tan inhumano que ya no podía soportarlo más y grito, grito con todas sus fuerzas demostrando aquel terrible dolor que la agobiaba.  Sus desgarradores gritos despertaron a toda la tripulación y los puso alerta; Momonga fue el primero en llegar y solo encontró a una inconciente Cloe en un charco de un espeso líquido negro.

Aquel recuerdo hacia estremecer su cuerpo. Ya había pasado mucho años, pero el dolor lo recordaba demasiado bien.

Hoy en día Cloe sabía cómo depurar su sangre sin causar daños notorios en su cuerpo, solo tenía que vaciar su propio cuerpo y dejar que la sangre ajena sea separada de la propia.

Este proceso la hacia vulnerable y tomaba mucho tiempo, por eso necesitaba estar sola y en un lugar seguro.

...

Koby, Sargento Mayor de la Marina y aprendiz de Monkey D. Garp, formaba parte del grupo que buscaba a la Vicealmirante Cloe, ya habían revisado casi toda la base y solo quedaban ciertos lugares y uno de esos era el baño de la planta 5,

El Sargento Mayor se encontraba nervioso por entrar al baño de damas, había una posibilidad muy grande de qué Cloe no estuviera ahí, pero si o si tenía que descartar el lugar.

Se tomó varios minutos para tener el valor de ingresar, caminó en silencio por todo el húmedo lugar revisando cada pequeño rincón. Hasta que llegó a las duchas y tinas, en una de ellas se encontraba el pálido y frío cuerpo de Cloe sumergido en un líquido espeso que parecía sangre.
Su mente quedó en blanco y la escena lo había dejado en estado de shock, sus labios temblaban intentando gesticular alguna palabra, pero al final salió como un gemido agudo.

Cuando por fin recobró el control de su cuerpo, tomó impulso y decidió correr en busca de ayuda. Y de pronto sintió que algo se aferraba a su abrigo...


















Un océano sin justicia (One piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora