IV.

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—Y esa es la razón por la que jamás debes de comer una Akuma no Mi

Los grandes ojos azules de la pequeña lo miraban finamente, Cloe se encontraba sorprendida por todo lo que le contaba Ace.

—¡Hora de irnos Cloe! —exclamó su abuelo a lo lejos.

La niña giró rápidamente para ver a su abuelo y luego volvió la vista a su hermano mayor.

—No quiero irme, yo debería de quedarme aquí con ustedes... —susurró con mucha desilusión la niña mientras hacía morritos.

El pelinegro revolvió el cabello de la pequeña y luego la rodeó cariñosamente con  sus brazos.

—Es hora de decir hasta luego, espero verte de nuevo antes de comenzar mi aventura...

...

El estruendo de una bala de cañon hizo despertar a la joven, el día aún no estaba  lo suficientemente claro y sabía que en cualquier momento tocarían a su puerta.

La gélida brisa marina era refrescante hasta cierto punto, aún faltaba un par de horas para que el saliera; pero eso no era impedimento para zarpar.

La tripulación ya estaba lista, Cloe se encontraba haciendo las últimas revisiones con una taza de café dulce en la mano, amaba las cosas dulces,  y notó algo extraño  en la lista de tripulantes.

—¿Qué es esto Borsalino? —preguntó la joven y a la par extendía la lista al Almirante.

Él la observó por uno minutos algo incrédulo —Es una hoja de papel que tiene nombres —Se burló.

La castaña puso los ojos en blanco y quizo correr a la oficina de Sengoku, pero uno de los rayos de Kizaru  la detuvo.

—Necesitamos a tus hombres, por eso
 decidimos que sería mejor que te llevaras a nuevos reclutas y así enseñarás tus habilidades

Cloe suspiró con incomodidad y guardo silencio, no quería empezar un viaje de mal humor. Apenas el sol comenzó a salir y ya estaban en caminó a su destino.

...

—Es la primera vez que  trabajo con una tripulación totalmente desconocida, así que:  mi barco, mis reglas. Aquí la que da las ordenes soy yo, aquí no existe Sengoku, Kong o cualquier otro Almirante.

Todos guardaron silencio ante las palabras de la capitana.

—Ah, y espero poder terminar esta misión sin alguna baja, es todo. Pueden volver a sus labores.

Dicho esto Cloe se retiró a su oficina, situada en el la base de control del barco.

A cierta hora ocurrió algo preocupante. Todo barco de la Marina, que se encontraba al mando de un Almirante o Vicealmirante  tenía por regla un den den mushi relacionado con la Buster Call y otro por casos de emergencia que pudiera haber en Marineford, Ennies lobby o Impel Down. Cloe no encontraba ninguno de estos y estaba segura que antes de zarpar los había visto en su escritorio.

Salió de su despacho para verificar con uno de sus subordinados, pero notó que no había ni un alma en la cubierta.

—El viaje será muy largo

Suspiró la castaña para si misma y decidió bajar a los camarotes, seguro encontraría a alguien allí.

Grande fuw su sorpresa que se encontró con casi toda su flota en el comedor, todos concentrados hablando y otros se lamentaban. Cuando vieron la figura de su capitana todos guardaron silencio sepulcral.

Cloe losnobservo por un momento connla ceja alzada.

—¿Acaso ya es hora de la merienda?

Nadie respondió, solo bajaron ma mirada o la desviaban.

Un océano sin justicia (One piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora