XX.

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Las carcajadas de Doflamingo inundaban todo el calabozo, parecía que la situación en la que se encontraba le causaba gracia.

—Quisiera saber, ¿Por qué?—preguntó la joven mientras volvía a ponerse pie y caminaba de un lado a otro.

—¿Mmmm?

—¿Qué hiciste para que la princesa Manshelly dijera aquello?

—¿Decir qué?, ¿Qué pasaste todo este tiempo presa en un calabozo? Hasta dónde sé, aquel lugar fue tu prisión hasta hace unos días.

—¿De qué hablas?

—¿Tú de qué hablas, Bloodsucker?

—De Dolce —susurró la joven acercándose lo más que podía a la celda.

Las carcajadas de Doflamingo volvieron a retumbar en todo el lugar, aquello estaba acabando con la paciencia de la castaña, se incorporó y dió una patada a las rejas. Doflamingo guardo silenció por varios minutos, luego aclaró su garganta y se dispuso a responder.

—¿Quién es Dolce?—volvió a preguntar Doflamingo.

—La rubia que te acompañaba.

Cloe se sobresaltó al notar la presencia de Sengoku, no lo había escuchado abrir la puerta, pero ahí estaba, acercándose a ella.

—¿Dónde está la rubia que te acompañaba?

—No conozco a ninguna rubia, parece que tus informantes te han engañado.

—No importa cuanto quieras cubrir su paradero, la encontraremos cueste lo que cueste, ella debe de pagar como todos los Piratas Donquixote.

Doflamingo no dijo nada en respuesta, solo se limitó a guardar silencio.

—Deberías de volver a tu camarote, el doctor te recomendó evitar situaciones de estres.—dijo Sengoku al ver que Cloe estaba tan blanca como una hija de papel.

Ella solo asintió a las palabras de Sengoku y salió de ahí. Camino a su camarote la joven no pudo evitar recordar la palabras de Doflamingo, su actitud era rara, ¿Qué ganaba él guardando su secreto?, al final de cuentas ella ya lo había traicionado al no obedecer sus órdenes y engañarlo.

"La justicia está siempre a favor del ganador"


...

A la mañana siguiente la joven permaneció todo el día en la cubierta, le relajaba ver el mar y el vaivén de las olas. Aquel horizonte azul se veía infinito y desconocido, suspiró con pesadez al recordar todas las cosas que le habían sucedido en los pocos años que tenía de vida.
En la conversación que tuvo con su abuelo, éste le había dado a entender que estaba al tanto de la visita que hizo a su padre y de los acontecimientos sucedidos que la involucraban de forma directa. Estaba segura que su abuelo la llevaría nuevamente a terapia, no podía imaginarse todas la preguntas que seguramente atormentaban a su abuelo, el pobre pensaría que ella no era realmente feliz a su lado.

El sol se estaba ocultando y ya se iba acercando la hora de la cena, Cloe abandonó la cubierta para ir al comedor, pero en su camino fue interceptada por dos  jóvenes nerviosos.

—Se lo pedimos de rodillas Vicealmirante Bloodsucker.

—¿Podría usted llevar la cena al Vicealmirante Maynard?

—¿Qué?—replicó la joven ofendida.

—Es que en estos momentos está muy molesto porque los prisioneros no quieren cooperar con las investigaciones y todo aquel que haya ido a interrumpir su interrogatorio a terminado mal.

Un océano sin justicia (One piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora