III.

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Cloe sintió como la sangre iba volviendo a su cuerpo, ya podía controlar sus extremidades y poco a poco fue abriendo los ojos.

Al levantar levemente la vista Cloe observó al aprendiz de su abuelo, aquel chico de pelo rosa que resultaba ser algo molesto en las prácticas de entrenamiento.

La castaña no llegó a entender la situación en la que el pelirosado se encontraba, solo le preocupó los problemas que iban a llegar si su abuelo o Sengoku llegaban a saber qur usó su Akuma no Mi.

El rostro de horror que poseía Koby era muy notorio, no sabía que palabras utilizar para darle las malas noticias de Garp o... No, lo mejor er buscar ayuda. Con aquel rostro de pánico se dispuso a salir de lugar, pero algo lo  tomó con leve fuerza.

Cloe había logrado sujetar la parte baja de la chaqueta del muchacho, debía detenerlo a toda costa, pero cuando este último sintió el jalón comenzó a temblar y cayó sobre sus posaderas, dándo la espalda a la castaña.

—Koby, no... —Las palabras de Cloe salían en susurros, pero el eco la hacía sonar ligeramente más fuerte.

Un escalofrío sacudió la espalda del muchacho, él sabía que los muertos no hablaban y mucho menos tocaba a las personas. Se levantó de forma inmediata y cuando dirigió su vista a la Vicealmirante notó que ya no había líquido que la cubriera.

—¿¡Estas bien!? —Exclamó con alivio el Sargento mientras se apoyaba en los bordes de la bañera.

No solo el líquido rojos viscoso ya no estaba, las mejillas de la castaña iban tomando su color rosa y la vitalidad comenzaba a verse nuevamente en su expresión.

—No sé que viste exactamente, pero te prohibo hablar sobre esto con cualquiera  —Aclaró la joven con un tono autoritario y amenazante.

Las ideas iban procesando en la mente de Koby, no entendia lo que estaba sucediendo con la nieta de su instructor. Arrugó el medio de su frente y comenzó a caminar frenéticamente de un lado a otro.

Cloe lo seguía con la mirada un tanto aburrida de la situación, era la primera vez que esto sucedía y una idea pasó furtivamente por su cabeza, pero esta se desvaneció con rapidez. No podía matar a Koby, aunque debía aceptar que sería una buena forma de callarlo.

La castaña suspiró con pesadez y abrió la llave para terminar su baño. El sonido del agua hizo que Koby saliera de su concentración, se detuvo es seco y observó a la despreocupada Vicealmirante.

—¿¡Ahora que haces!? —chilló el joven al ver a la castaña terminando con su tarea y notó lo obvio, Cloe se encontraba completamente desnuda.

La muchacha siguió con su baño ignorando las palabras del otro, pero el silencio de Koby hizo que ella levantara la vista para saber que sucedía. El joven le estaba dando la espalda y sus orejas se encontraban rojas, la situación era un tanto divertida.

—¿Es la primera vez que ves a alguien de esta forma? —Preguntó con un ligero tono divertido, salió de la bañera y se enrolló con una toalla.

Koby seguia de espaldas a Cloe, escuchaba los pasos descalzos de la joven, quien iba de un lado a otro.

—¿Por qué eres tan despreocupada?, ¿No piensas que puedo hacerte daño?, deberías de ser cuidadosa y evitar ser muy confiada con las personas, sobre todo con los hombres y más  aun en la posición en la que estas en estos momentos —las palabras del Capitan sonaban con un eco en la húmeda habitación y al terminar dejó el lugar en absoluto silencio.

Pocos segundos pasaron para que la delicada risa de Cloe rompiera el silencio que reinaba en el baño, la expresión de Koby cambió de forma radical  por la risa de su superior.

Un océano sin justicia (One piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora