XI.

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La situación se volvió totalmente incómoda en el instante que Cloe se sentó en la mesa. Todos seguían con la mirada cada movimiento que la joven hacía y las  cosas se volvieron más bochornosas cuando Doflamingo la levantó de  su asiento y la llevó hasta el sitio que se encontraba a lado derecho de este.

—Dolce forma parte de la familia a partir de hoy, por el momento ella solo seguirá mis órdenes. —comentó el rubio mientras apretaba la mano de la joven, que se encontraba sobre la mesa.

Cloe no era la única que tenía la mirada sobre la mano del Guerrero del Mar, la joven seguía sin entender cuáles eran las verdaderas intenciones de Doflamingo, Trébol tomó la palabra y ella aprovechó para esconder su mano.

El desayuno prosiguió de forma normal, Cloe solo hablaba cuando alguien le preguntaba algo, luego la conversación iba en otras direcciones para acabar en chistes malos y bromas entre los integrantes. Por alguna razón la incomodidad de la joven fue desapareciendo, el entorno se volvió más agradable y la joven comenzó a observar aptitudes que jamás imaginó, provenientes de piratas.

Al terminar, los primeros en levantarse fueron para oficiales supremos, y esto se fueron al lado de Doffy. Cloe permaneció en su sitio, esperaba que el resto de la familia se levantara y pasaran a seguir con su vida normal, pero eso no iba a suceder.

—¡Hoy toca lavar los platos a Dellinger! —exclamó la pequeña niña, de nombre Sugar. Luego la mirada de la niña se posó en la joven de cabellos rubios y ojos azules —Dolce, ¿Eres la novia del joven amo?

Antes de que Cloe pudiera negar ante tal afirmación, una carcajada proveniente de Buffalo hizo que todos guardarán silencio.

—Ya sabemos cómo es el joven amo, Dolce solo es una afortunada, entre todas las chicas que vienen a disfrutar el rato con él.

—En realidad lo nuestro no es nada parecido a lo que ustedes creen. —respondió la joven sin dar más detalles acerca de su posición en la familia.

—Es cierto, aparte el joven amo prefiere a mujeres hermosas. —sentenció Sugar mientras introducía otra uva a su boca.

Cloe solo asentía a todo lo que la pequeña decía, mientras los otros seguían observando cada movimiento o gesto que hacía la joven. Cloe solo atinó a levantarse de la mesa, dio gracias por la comida y preguntó si alguien podía darle indicaciones de cómo llegar al casino.

—Yo quiero llevarte. —respondió con sumo entusiasmo Dellinger, trás secar sus manos con un paño.

...

Durante el camino el adolescente no dejaba de hablar acerca del vestuario que usarían las bailarinas, su emoción era contagiosa y está provocaba que Cloe se perdiera en sus palabras. Era la primera vez que veía a un muchacho tan emocionado por plumas y lentejuelas.

—Y sobre todo, ¡tu atuendo tiene que sobresalir más!

Cloe se perdió en medio de todas sus explicaciones, la forma de hablar del muchacho le recordaba mucho a una pequeña que conoció hace casi menos de un año en la isla Mojave.

En ese entonces ya había llegado al G5 y conocido al Vicealmirante Vergo, quién se encontraba al mando de aquel lugar. Su pase allí había dado más ventajas a las investigaciones que deseaba realizar Smoker, el también, ya Vicealmirante, había iniciado una investigación acerca del secuestro de niños en las islas aledañas al G5 y por ello tenía la  hipótesis de que muchas niñas eran esclavizadas en Mojave.

—Ve al grano... —comentó Cloe, quién tenía una taza de café en la una mano y en la otra un panecillo dulce.

—A lo que voy, es que necesito que alguien entre de forma encubierta y logre revelar la trata de personas que se lleva en aquel lugar —respondió el hombre encendiendo su habitual  par de puros.

Un océano sin justicia (One piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora