Capítulo 24: Detrás del profesor Quirrel

1.4K 124 33
                                    

- ¿Usted? - gritamos Harry y yo a la vez.

El profesor sonrió. Su rostro no se crispaba para nada. ¿Cómo podía estar pasando esto? ¿El profesor Quirrell? ¿Entonces no era tonto? ¿Qué estaba pasando? ¿Iba a morir? ¿Me iba matar? Eran demasiadas preguntas. Mi corazón no paraba de latir aceleradamente. Miraba a Harry con miedo pero él estaba tan sorprendido como yo.

- Pero yo pensé... Snape...

- ¿Severus? - Quirrell rió, y no fue con su habitual sonido tembloroso y entrecortado, sino una risa fría y aguda. - Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme. Al lado de él, ¿quién iba a sospechar del po-pobre tar-tartamudo p-profesor Quirrell?

No era el momento para decir <Te lo dije> pero tenían que admitir que tenía razón. Sólo era oscuro y estricto. Pero no era mala persona y menos iba a intentar matar a alguien o unirse a Voldemort. En aquel momento, por más de que afirmaba con seguridad todo aquello, no entendía el por qué confiaba tanto en él.

- ¡Pero Snape trató de matarme!

- No, no, no. Yo traté de matarte. Si la señorita Granger, tan inteligente como es, no hubiera provocado ese incendio, yo te habría tirado de esa escoba. Rompió el contacto visual que tenía contigo y, además, Snape estaba usando un contrahechizo y lo logró.

- ¿Snape trató de salvarme?

Snape trató de salvarlo a Harry. No podía ser posible. Todo este tiempo maldiciendo a Snape. ¿Y ahora qué hacemos? ¿Él tenía la piedra?

- Por supuesto, Potter - dijo con furia. - Luego, pidió ser referi en el partido contra Huppelpuff para que no te traté de asesinar nuevamente. En realidad, no tenía por qué preocuparse ya que Dumbledore tenía los ojos encima de mí.

- Notó tus intenciones... - murmuré a lo bajo pero él me escuchó.

- ¡Cierra la boca, Edevane! - me calló Quirrell y me quedé inmóvil. - Siempre arruinando todos mis planes, eres demasiado astuta. Sabías que Snape no era el malo aquí. Pero por suerte nadie te quiso prestar atención. ¡Si tan solo pudiera haberte matado en la noche del Bosque Prohibido!

Mis manos largaron un destello de chispas. Harry se adelantó a mí.

- ¡No le hable así! ¡No es nadie para nosotros! - defendió Harry.

- El amor... el amor... - sonrió el profesor con maldad. - ¡Me tiene cansado el amor de ustedes dos! Ya bastante que el amor de Lily pudo salvar a este niño inútil del mago más poderoso del mundo mágico.

- ¡Albus Dumbledore es el mago más poderoso! - grité con todas mis fuerzas. 

- ¡No importa eso ya! - exclamó. - Ahora yo voy a matarlos... a los dos.

Tomé a Harry de la mano para que no cometiera un grave error. Quirrell estaba parado frente a un espejo, el espejo de Oesed. Quirrell chasqueó los dedos. Unas sogas cayeron del aire y se enroscaron en nuestros cuerpos, sujetándonos con fuerza. 

- Eres demasiado molesto para vivir, Potter. Deslizándote por el colegio, como enHalloween, porque me descubriste cuando iba a ver qué era lo que vigilaba la Piedra. 

- ¿Usted fue el que dejó entrar al trol? 

- Claro. Yo tengo un don especial con esos monstruos. ¿No viste lo que le hice alque estaba en la otra habitación? Desgraciadamente, cuando todos andaban corriendopor ahí para buscarte, Snape, que ya sospechaba de mí, fue directamente al tercer pisopara ganarme de mano, y no sólo hizo que mi monstruo no pudiera matarte, sino que eseperro de tres cabezas no mordió la pierna de Snape de la manera en que debería haberlohecho...  - hizo una pausa. - Ahora, espera tranquilo, Potter. Y tú también, niña. Necesito examinar este interesante espejo. 

Mackenzie y la piedra filosofal | [MEH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora