Capítulo 13: Una cálida Navidad

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Se acercaba la Navidad, mi festividad favorita del año sin duda alguna. Una mañana de mediados de diciembre, vi a través de mi ventana cómo Hogwarts estaba cubierto por dos metros de nieve. El lago estaba sólidamente congelado y los gemelos Weasley fueron castigados por hechizar varias bolas de nieve para que siguieran a Quirrell y lo golpearan en la parte de atrás de su turbante.

Me dirigí a la luchecería para recibir la carta de mi madre. Dean ya estaba allí, leyendo la de su padre.

- ¿Qué dijeron? - cuestioné.

- Ya lo imaginarás.

Asentí, me acerqué a la lechuza y tomé el sobre para leer la carta.

Querida hija,

Espero que te encuentres muy bien. Quería saber si ya has decidido quedarte en Hogwarts o venir a casa con Dean. Sabes que puedes elegir, y no me enfadaré, tranquila. Yo también he pasado Navidad en Hogwarts en mi primer año, supongo que es una historia que te contaré algún día. Disfruta, y ya sabes que nos veremos en junio.

Te quiere mucho,
Tu madre.

 Suspiré al terminar de leerla. Ella sabía muy bien que deseaba quedarme aquí, y me alegró que me incentivara.

- Entonces, ¿qué haremos? - me preguntó mi hermano, adelantándose a mí.

- Pues, yo voy a quedarme - declaré sin titubear. 

Además, Hermione nos había dicho a Harry, a Ron y a mí que si nos quedábamos aquí, debíamos buscar información acerca de Nicolas Flamel, a quien Hagrid nombró el otro día.

- ¿En serio? Pero, ¿no lo íbamos a decidir juntos? - su voz sonó triste, como alejada.

Dean y yo hacíamos todo juntos desde que éramos pequeños y recién fue cuando entramos a Hogwarts que comenzamos a formar nuestros propios grupos de amigos. Siempre íbamos a ser los dos juntos, pero ya era hora de tomar nuestras propias decisiones en base en lo que cada uno quiere.

- Lo sé, pero prefiero que hagamos lo que deseamos. Es decir, si quieres irte, pues ve, y sino, quédate. No voy a decirte yo, decídelo tú.

Dean me sonrió de costado. Acomodé su gorro y le di un beso en la mejilla.

- Son solo dos semanas, pero no duermas en mi cama ni toques mis cosas, eh - le advertí, divertida, y él rió. - Abraza a mi madre de mi parte. Y a Jesse.

- Lo haré - me aseguró.

Nos abrazamos para despedirnos.

- Me quedaré un momento, es que debo decirle algo a mamá - le dije cuando me miró para bajar las escaleras.

- Claro, ¿todo en orden? - se interesó gentilmente.

Me sentí culpable cuando recordé que le estaba ocultando cosas que estaban pasando en mi vida, cosas importantes: lo del fuego, lo de mis supuestos poderes, lo de Snape. Pero no quería preocuparlo, nadie podía saberlo, solo lo sabía Hermione. Era mi hermano y nos contábamos todo, y no sabía hasta que momento sería capaz de ocultárselo.

- Todo en orden - respondí por fin y observé cómo bajaba las escaleras, dejándome sola.

Tomé mi pluma y un pergamino, y comencé a escribir:

Mackenzie y la piedra filosofal | [MEH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora