Capítulo 17: Nicolas Flamel

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Luego de año nuevo, Hermione volvió el día anterior al comienzo de las clases. Harry y yo le contamos acerca del Espejo de Oesed y, mientras Ron decía que nos volvería locos, ella consideró las cosas de otra manera. Estaba dividida entre el horror de la idea de nosotros vagando por el colegio tres noches seguidas y desilusionada porque finalmente no hubiéramos descubierto quién era Nicolas Flamel. Cuando empezaron las clases, volvimos a buscar en los libros durante diez minutos durante los recreos. Aunque Harry y yo teníamos menos tiempo que ellos, porque los entrenamientos de quidditch habían comenzado también. 

Wood nos hacía trabajar más duramente. Ni siquiera la lluvia constante que había reemplazado a la nieve podía doblegar su ánimo. Los gemelos Weasley se quejaban de que Wood se había convertido en un fanático. A mí me daba un poco de gracia Wood, mas me caía muy bien; a mí también me fascinaba mucho el Quidditch. Si ganábamos el próximo partido contra Hufflepuff, podríamos alcanzar a Slytherin en el campeonato de las casas, por primera vez en siete años.  

Durante un entrenamiento en un día especialmente húmedo y lleno de barro, Wood nos dio una mala noticia. Se había enfadado mucho con los Weasley, que se tiraban en picado y fingían caerse de las escobas al tiempo que me incentivaban a seguirlos. Por más de que me encantaría, Angelina no dejaba que sus ojos se apartaran de mí en señal de advertencia. Supuse que estaba esperando alguna oportunidad para acusarme.

- ¡Dejen de hacer tonterías! - gritó Oliver. - ¡Esas son exactamente las cosas que nos harán perder el partido! ¡Esta vez el árbitro será Snape, y buscará cualquier excusa para quitar puntos a Gryffindor! 

George, al oír esas palabras, casi se cayó de verdad de su escoba. Yo abrí los ojos, frunciendo el ceño. 

- ¿Snape va a ser el árbitro? - escupió un puñado de barro. - ¿Cuándo ha sido árbitro en un partido de quidditch? No será imparcial, si nosotros podemos sobrepasar a Slytherin.

El resto del equipo se acercó a George para quejarse. 

- No es culpa mía - dijo Wood. - Lo que tenemos que hacer es estar seguros dejugar limpio, así no le daremos excusa a Snape para marcarnos faltas. 

Los demás jugadores se quedaron, como siempre, para charlar entre ellos alfinalizar el entrenamiento, pero Harry y yo nos dirigimos directamente a la sala común de Gryffindor, donde encontramos a Ron y Hermione jugando al ajedrez. El ajedrez era la única cosa a la que Hermione había perdido. 

- Te ves muy concentrado, Ron, quieres celebrar el triunfo, ¿verdad?

- No me hables durante un momento - dijo él cuando me senté a su lado y Harry junto a Hermione. - Necesito concen... - vio el rostro de Harry. - ¿Qué te sucede? Tienes una cara terrible.

- Snape será el árbitro del siguiente partido de Quidditch - susurró por lo bajo.

- No juegues - dijo de inmediato Hermione. 

- Diles que estás enfermo - añadió Ron. 

- Finge que se te ha roto una pierna - sugirió Hermione.

- Rómpete una pierna de verdad - dijo Ron. 

- No puedo - dijo Harry. - No hay un buscador suplente. Si no juego, Gryffindor tampoco puede jugar. 

Carraspeé un momento y hablé:

- O puedes enfrentar la situación y ganaremos el partido de igual manera.

Los tres me observaron detenidamente.

- ¿Qué? Snape es raro, ya lo sé, ¿pero en serio creen que es tan malo? Es decir, es algo desagradable, ¿pero tanto como para tramar algo contra Hogwarts? ¿Contra Dumbledore?

Mackenzie y la piedra filosofal | [MEH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora