Capítulo 4: Clases intensas y profesores alterados

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A la mañana siguiente, abrí mis ojos lentamente. Me moví para la derecha. Me moví para la izquierda. Por fin, me incorporé, rascando mis ojos. Me desperecé y miré a Hermione cepillándose el cabello frente al espejo de pie que se hallaba junto a la puerta del baño. Entrecerré los ojos, intentando confirmar lo que veían mis ojos: Hermione ya estaba vestida con el uniforme y hablando sola para sí misma algo de Historia de la Magia, pasando a repasar nombres de hechizos para Encantamientos, pero fue Pociones cuando interrumpí su tarareo.

- Ey, ey - le dije, mi voz sonó aún más dormida de lo que me imaginé.

Ella se giró hacia mí, dejó el cepillo en su cajón y se sentó en la cama de mi lado derecho, que estaba repleta de libros.

- No puedes despertarnos porque estás estudiando en voz alta - le reproché, echando un vistazo a Parvati y Lavender, que se levantaron de sus camas dirigiéndose al baño murmurando por lo bajo.

- Estoy haciendo algo productivo, Mackenzie - me espetó con su tono mandón y yo puse cara seria. - Es el primer día de clases, te tendrías que haber despertado temprano como yo para estudiar un poco.

Me recosté nuevamente, largando una risa.

- Muy graciosa, Hermione, muy graciosa.

- ¿Esperas aprobar sin abrir un libro? - escuché su voz preguntar.

- Yo no dije que no iba a estudiar, digo que debes aprender a relajarte un poco, es el primer día de clases con razón.

Silencio.

- No vengo de una familia de magos como tú, Mack, yo no tenía idea de nada de esto hasta que Dumbledore se apareció en mi casa y me lo dijo.

Me senté derecha para mirarla y chasqueé la lengua.

- No quise decir eso, Hermione - le aclaré. - Hay muchos chicos y chicas hijos de muggles, y no hay problema con eso. Tú aquí aprenderás igual que todos, no temas por eso.

- Es que yo he escuchado que... ya sabes, bueno... - titubeó y jugó con sus manos. Fruncí el ceño. - Nos llaman "sangre sucia".

Supuse que mi expresión demostró sorpresa y espanto a la vez por las siguientes palabras de Hermione:

- No tendría que habértelo dicho, ¿verdad? Es que...

- No, no - negué apresuradamente. Tragué saliva y me quedé pensando unos segundos. - ¿Quién te lo ha dicho?

- Oh, a mí directamente no, pues a un grupo de chicos que estaban hablando de ello, un chico rubio se los dijo con rabia - me contó. - Creo que era el mismo al que le estabas por dar un golpe tú en el tren.

Malfoy.

- No lo escuches, Hermione, es un idiota, serás una excelente familia sin importar tu sangre.

- ¿Tú crees? - ahora se la veía no tan alterada sino con una pizca de esperanza en su expresión.

- Verás que sí.

Luego de unos minutos, ya estaba vestida con mi túnica de Gryffindor. Me hice una trenza y bajé a la Sala Común. Dean estaba sentado en un sofá hablando con Seamus y con Neville, dos chicos muy agradables; y, al verme, sus ojos se abrieron y corrió hacia mí casi tirándome.

Mackenzie y la piedra filosofal | [MEH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora