Capítulo 25: Fin de curso

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Al abrir los ojos, sentí un dolor intenso en mi cabeza.

Cuando me logré despertar y, un poco asaltada, pude ver que no estaba con Quirrell. Traté de enfocar la vista y conseguí darme cuenta que me encontraba en la enfermería. ¿Cuántas veces iban desde que estaba aquí este año? Miré hacia el techo un poco confundida y pensé: ¿Cómo terminé aquí? ¿Qué pasó con Voldemort? ¿Ron? ¿Hermione?

Me giré hacia la derecha y vi a Harry durmiendo en la camilla a mi lado. Su rostro tenía lastimaduras y su brazo estaba vendado. Por mi parte, sentí una venda pequeña que cubría parte de mi mentón y tenía cortes en los labios y por sobre las cejas. 

Aunque podría estar peor, observé mis manos y me alivié cuando, al concentrarme, chispas de fuego salieron de ellas. Los tenía, aún tenía mis poderes.

Madame Ponfrey y el profesor Dumbledore aparecieron abriendo la puerta de la enfermería. Los miré sin saber que decir y ellos vinieron hacia mí. Con una sonrisa pero una voz sumamente preocupada, la enfermera me preguntó:

- Mackenzie, ¿estás bien? ¿Necesitas algo? - negué con la cabeza y ella asintió. - Está bien. Más tarde te daré los medicamentos correspondientes. Lo mismo para el señor Potter.

Se dió media vuelta y se fue dejándonos a mí, a Dumbledore y a Harry, solos. Me senté en la camilla y miré hacia adelante.

- Como puedes ver, han recibido muchos regalos de sus... admiradores.

Sonreí al ver toda clase de dulces, cartas y también flores en medio de mi camilla y la de Harry.

- Profesor, ¿Ron y Hermione están bien? - pregunté.

- Mackenzie, ellos están perfectos y muy felices al saber que los dos están muy bien y despiertos.

Me giré para ver a Harry, quién se despertó enloquecido y comenzó a gritar.

- ¡Mackenzie! ¡La piedra! ¡El profesor Quirrell! ¡Nicolas Flamel!

El profesor Dumbledore y yo nos miramos de reojo con una sonrisa y tratamos de tranquilizar a Harry.

- Buenas tardes, Harry.

- Hola, Harry, ¿estás...bien?

Él tomó un suspiro y miró alrededor percatándose en donde se hallaba.

- Lo que pasó entre el profesor Quirrell y ustedes dos es completamente secreto, por lo tanto todo el colegio lo sabe.

Harry y yo reímos.

- ¿Cuánto tiempo hace que estamos aquí, profesor? - preguntó Harry.

- Tres días - respondió él y yo abrí los ojos sorprendida ya que nos habíamos perdido el último partido de Quidditch contra Ravenclaw. - El señor Weasley y la señorita Granger van a estar muy aliviados al saber que recuperaron la consciencia, han estado sumamente preocupados.

- Pero señor, la piedra...

- Veo que no quieren que los distraiga. Muy bien, la piedra. El profesor Quirrell no te la ha podido quitar porque llegué justo a tiempo. Aunque, debo admitir que lo estaban haciendo los dos muy bien.

Eso significa que... ¿ha visto que despedía fuego de mis manos?, pensé.

- ¿Usted llegó? ¿Recibió la lechuza que le envió Hermione? - pregunté.

- Nos debimos cruzar en el aire. Cuando yo llegué a Londres me dí cuenta de que el lugar donde debía estar era aquel que había dejado - dijo mirándonos a través de sus anteojos en forma de medialuna. - Llegué justo a tiempo para quitarles a Quirrell de encima.

Mackenzie y la piedra filosofal | [MEH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora