Capítulo 7: La trampa y el perro de tres cabezas

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Estaba despierta, en mi cama, acurrucada entre las sábanas, esperando a que el reloj marcase la medianoche; aunque, en verdad, Harry, Ron y yo acordamos en encontrarnos media hora antes en la sala común. Oía roncar a Lavender y Parvati, pero Hermione se movía de un lado a otro y no podía afirmar si estaba dormida o no. De todas maneras, ya le había avisado que saldría a las doce, y que no se preocupara, que lo teníamos bajo control. ¿Cuán difícil tenía que ser ganarle a Goyle? Y Harry podría perfectamente contra Malfoy,.

Sin embargo, por más de que todo este asunto del duelo y de salir a medianoche me daba adrenalina, también me preocupaba. Sobre todo porque teníamos grandes probabilidades de que nos atrapara Filch o la SeñoraNorris, y sinceramente sentí que estaba abusando de mi suerte al transgredir otra regla delcolegio en un mismo día. Y además, me habían elegido para cazadora. Si perdía esa oportunidad, no sabía que haría. Solo, ten cuidado, me dije a mí misma.

 Me puse mi bata roja sobre mi pijama, tomé mi varita y bajé a la sala común. Todavía brillaban algunas brasas en la chimenea, haciendo que todos los sillonesparecieran sombras negras. 

- Por un momento, creí que no vendrías... - dijo Ron apenas me vio.

Me acerqué a ellos.

- Yo también - confesé y Harry asintió igualmente. - Pero quiero ver la cara de derrota de Malfoy cuando les ganemos.

Ya casi habíamos llegado al retrato, cuando una voz hablódesde un sillón cercano. 

- No puedo creer que vayas a hacer esto, Harry, y menos tú, Mackenzie. 

Una luz brilló. Era Hermione, con el rostro ceñudo y una bata rosada. 

- ¿Cómo has hecho para...? - me quedé atónita, señalando las escaleras y a ella. - Eres muy silenciosa.

- ¡Tú! - exclamó Ron, furioso. - ¡Vuelve a la cama! 

- Estuve a punto de decírselo a tu hermano - contestó Hermione, enfadada. - Percy es el prefecto y puede detenerlos. 

- ¿En serio harías eso, Hermione? - le pregunté. Mi tono sonó más bien sorprendido, pero yo ya la conocía, sabía que ella era así.

- Vamos - nos dijo Harry, revoleando los ojos. 

Empujó el retrato de la Dama Gorda y se metió por elagujero. Ron y yo lo seguimos.

 - Bien, ahora vamos a... 

- No les importa Gryffindor, ¿verdad? Solo les importa lo suyo - era Hermione que nos había seguido hasta fuera del retrato. - Yo no quieroque Slytherin gane la copa de las casas y ustedes van a perder todos los puntos que yoconseguí de la profesora McGonagall por conocer los encantamientos para cambios. 

Me estampé la mano contra la frente, algo agotada como el primer día que nos conocimos.

- Vete - dijo Ron una vez más.

- Muy bien, pero les he avisado. Recuerden todo lo que les he dicho cuando estén enel tren volviendo a casa mañana. Son tan... 

Hermione había retrocedido hasta el retrato de laDama Gorda, para volver; y descubrió que la tela estaba vacía. La Dama Gorda se habíaido a una visita nocturna y Hermione estaba encerrada, fuera de la torre de Gryffindor.

- ¿Y ahora qué voy a hacer? - preguntó con tono agudo.

- Ese es tu problema - dijo Ron. - Nosotros tenemos que irnos o llegaremostarde. 

No habíamos llegado al final del pasillo cuando Hermione nos alcanzó. 

- Voy con ustedes.

- Estás de broma, ¿verdad? - fruncí el ceño. - Nos acabas de regañar por salir a este encuentro, literalmente.

Mackenzie y la piedra filosofal | [MEH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora