HERENCIA (VIXX Fanfic Yaoi)

PARTE DOCE

Le di mi correo electrónico a ese chico y le hice prometerme que me enviaría el vídeo.

Cuando regresé con los miembros, no pude evitar verlos con la misma duda que de seguro estuvo rondando en la cabeza del grupo nuevo. Alejé la idea de imaginar que alguno de mis compañeros estuviera inmiscuido en cierto tema. Era imposible imaginarlo, no cabía la posibilidad, no.

¿Tal vez un vídeo de Hong Bin?

Se pudo haber filtrado uno de Mink, nadie sabía lo que pasaba por la mente de ese lunático. Yo fui capaz de ver hasta dónde su maléfico egoísmo lo llevó. Se presentaba ante todos como un hombre educado y bueno, pero en realidad estaba totalmente loco, incluso pienso que estuvo más, que el propio Ilwoon. Ese hombrecito cayó ante las garras de Mink y lo llevo a un lugar tan oscuro que estoy seguro que cometió suicidio en vez del accidente que siempre me hizo creer. Hongbin estuvo bajo su yugo el suficiente tiempo para que su propia salud mental se destruyera, ya no es el mismo chico y admiro su fuerza de voluntad y la admirable destreza que posee para actuar. Nadie en la compañía, ni los medios ni nuestras fans han podido descubrirlo. Hongbin es ahora un saco de carne, pero estoy dispuesto a regresarlo a la vida...

... todo podría ser más fácil, si yo mismo arreglara primero mis propios problemas en vez de estar pensando en los demás. ¿Pero dónde queda en mi aquella humanidad? Para los chicos del grupo recién debutado, no puede ser posible que tengan acceso a esos vídeos. Todos en la industria sabemos que hay una línea muy delgada en este medio y que todos nosotros estamos expuestos ante las publicaciones engañosas. Además hay que ser sinceros, la mayoría de los asiáticos tenemos muchas similitudes que con un buen uso de la edición, podemos parecernos a alguien más. Tal vez y este sea el caso, alguno de mis compañeros de grupo se parece a algún actor porno y el vídeo se ha viralizado solo por el parecido que a cualquiera le puede pasar.

Debía tener el vídeo y comprobarlo por mi mismo. El chico debutante no me envió el vídeo que le solicité y no pude esperar mucho, la duda me mantenía alterado. La siguiente mañana me acerqué al grupo de producción de la televisora en la que grabamos el show. No me negaron el nombre del grupo y mucho menos el número de teléfono de su manager al que marqué y solicité una reunión con el líder de la agrupación.

El flacucho, insípido y falto de carisma del muchacho, no dudó en tomar la cita y reunirnos por la tarde en su empresa para mayor privacidad.

Su compañía, más pequeña y sin valor, estaba en el centro de la capital. Unas cuantas oficinas, 4 cuartos de ensayo y un par de estudios de grabación, era todo lo que conformaba la empresa.

Nos dejaron sola una sala de práctica para los dos. Ahí dentro, ví la pacífica forma en la que el chico se movía a pesar de su joven edad.

—Es un placer que estés aquí donde ensayo, hemos visto mucho sus vídeos para mejorar. Creeme cuando te digo que somos fans de su trabajo, todos ustedes son geniales —su forma de hablar delataba su corta edad, además de que poseía la elocuencia clásica de los líderes de las agrupaciones.

—Gracias, pero sabes a qué vine. Ayer esperé tu correo.

—Lo siento, llegamos en la madrugada a nuestro departamento y lo olvidé porque llegué y de inmediato me dormí. Hoy me fue imposible porque salimos tarde hacia acá y no hemos parado de ensayar.

Bufé ante su excusa.

—Pero ya son las 6 de la tarde, no creo que no tengas 5 minutos para mandarme un email.

Mi paciencia era muy limitada en estos días.

—Lo lamento. Nos quitan los celulares mientras estamos aquí —se levantó y me hizo una reverencia —. En cuanto tenga mi teléfono en mis manos será lo primero que haga. Lo lamento.

Con paciencia me relajé, no tenía caso acusar a este pobre muchacho.

—Ten calma, no pasa nada. Ahora dime ¿Te pasaron el vídeo o lo viste en algún lado?

Sus ojos inspeccionaban todo mi rostro y de vez en cuando observaba mis manos con mucho interés.

—Se lo pasaron a Sung y él nos lo mostró. Fui yo quien vio el parecido a uno de tus compañeros.

Mi imaginación voló lejos de ese pequeño cuarto, tan lejos que sentí incomodidad y frío en las manos.
Pensé en la cantidad de gente que recibió el mismo video y que pensó en nosotros en cuanto lo vio. Me sentí asqueado y aterrorizado. Esperaba que sólo fuera el parecido y no que alguno de mis compañeros sea parte de un escándalo.

Hongbin estaba en el top de mi lista del que probablemente se llegue a encontrar algo así. Estoy seguro que Mink hizo grabaciones con él mientras se acostaban. Por otro lado, si sólo nos parecemos al que aparece en el video, podría ser cualquiera.

Comenzó a dolerme la cabeza.

—Por favor quédate, será una gran sorpresa para los chicos platicar contigo. Estoy muy feliz de que algo tan tonto te haya acercado a nosotros.

—No es algo de lo cual estar feliz. Para mí es una patada en los huevos saber que hay un vídeo pornográfico donde se pueda lugar a alguno de nosotros. Por cierto, ¿De que trata el vídeo?

Dejó de verme para tragar saliva. Se notó ligeramente apenado

—No te mentiré, lo ví completo y es bastante simple. Se ve a un chico sentado frente...

La puerta se abrió en un chirrido demasiado fuerte, dejando entrar a 2 jóvenes de aspecto rudo, pero de estatura demasiado baja para solo ser un par de chicos. Uno con el cabello rojo y el otro demasiado rubio como para que se viera bien.

—¡Hyung! El manager te busca. ¡Oh! Vaya, no sabíamos que tenías visita.

Se apresuraron para estar junto a nosotros y me saludaron con respeto.

—¿Está aquí por lo de vídeo?

—¡Hey! Cállate, es un tema delicado.

El par de idiotas se reían mientras el inepto de su líder intentaba controlarlos. Me levanté sin aviso y me encaminé a la puerta, estar en este lugar había sido una perdida de tiempo.

—Te mostraré el vídeo. Me pasaron el link de dónde lo descargaron.

Mi mano había abierto la puerta, me detuve y decidí regresar.
El chico rubio me sonreía.

—Pero no estoy muy seguro si aguantaras ver a uno de los tuyos haciendo semejante acto.

Los tres estaban con la vista fija en mi. El enojo y desesperación me hicieron regresar. Saqué mi teléfono y se lo entregué.

—Cállate y muestrame.