PARTE TREINTA Y CUATRO

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Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes.

***

Mi madre me educó para ser un caballero. Siempre me vi obligado a tratar con delicadeza a las mujeres y a los niños. Crecí estando rodeado de mujeres que me amaron y cuidaron muy bien. Aunque en mi interior siempre busqué la rudeza de otro hombre, por eso pienso que me volví gay. Cuando entré en el medio, descubrí la cantidad de idols que eran homosexuales como yo. Se podría decir que tuve la posibilidad de acostarme con muchos chicos y también chicas. Me di la oportunidad de explorar mi propia sexualidad sin tapujos y mucho menos sin precauciones.

Fui de cama en cama, amando libremente y cuidando de no caer enamorado de nadie. Desde joven me decidí en no amar, sería un alma libre que entregaría mi corazón en pedazos para cada amante.

Así fue que, creyendo que jamás me enamoraría, fui acorralado por la gentileza y el hermoso rostro de un extranjero. Ambos aún éramos aprendices, cada quien en su respectiva agencia. Él en una de las más grandes, por lo que tuvimos cuidado a pesar de que nos llegamos a amar con locura. En ese punto de mi juventud, descubrí que era bastante celoso, porque odiaba saber que compartía la cama con uno de sus compañeros de grupo. Aún así, a pesar de las peleas, nuestra relación siguió con todo y los tropiezos. Yo me volví dependiente de él, amaba todo aquello que saliera de su boca o lo que recibía de su cuerpo. Enloquecía cuando no podía verlo.

Debo admitir que todo se terminó por mi culpa, no me di cuenta que su amor era sincero y me dejé arrastrar por los celos que me provocaba. Mientras yo seguía en MYDOLL y él entrenando para debutar, dimos varios pasos en retroceso en nuestra relación. Hice estupideces que lo hicieron alejarse de mi, eso me dolió más. Supe que todo aquello que yo imaginaba, cómo que me engañaba o coqueteaba con otros chicos, no fue más que la pendejez de mi estúpida cabeza.

Lay debutaría el mismo año que yo. Su grupo EXO, lo trataba muy mal. Yo creía que los golpes que veía en su cuerpo eran marcas provocadas por sus amantes a la hora de acostarse con ellos. Cuando me enteré que eran los golpes que sus profesores les daban en la clases, me di cuenta muy tarde. Lay había terminado conmigo por qué ya no soportaba el abuso en su compañía ni mi forma tan ridícula de pensar que él me engañaba. Su poco aguante físico se vio transformado por el abuso mental que provoqué en él. Aunque hubo un par de veces que llegó a buscarme para encontrar refugio en el único hombre que sabía su historia.

Deshacerme de mis sentimientos por él fue más difícil de lo que imaginé. Un par de meses después yo continuaba llamando a su teléfono, porque me preocupaba y quería saber cómo estaba. Fui ignorado todas esas veces, cortó por completo la comunicación y me ignoró hasta que dije basta, el daño estaba hecho y no podía perseguir a alguien que no quería ser atrapado. Me deprimi, ya que en verdad lo amaba, aunque sabía que yo había sido un idiota. Decidí seguir mi vida y concentrarme en debutar. Entonces la sonrisa de Hong Bin me pareció más hermosa.

***

La madrugada era fría.

Salí de los dormitorios para buscar a Ken. Quedamos en vernos a las afueras de la ciudad, en un cabaña en el bosque que los padres de Shin tenían. Él se había encargado de conseguirme una reunión con el malnacido aquel.

¿A qué iba?

No tenía idea.

¿Ayudaría en algo?

Quién sabe, pero al menos podría tener la oportunidad de romperle la nariz o ponerle un buen puñetazo en esa horrenda cara.

Había planeado encontrarnos para reclamarle, hacer un cambio por Bin y Ken. No me importaría arruinar mi vida con tal de que ellos dos puedan salir de la mierda que estaban metidos. Podría hacer eso y más, era capaz de provocar una tormenta con tal de que ellos dos esten a salvo. No podía evitar sentirme culpable, ambos estaban en esta situacion por mi culpa. Si ninguno de los dos se hubiera acercado lo suficiente, no tendrían que haber lidiado con mi maldición. Desde un principio yo sabía que no podría amar como deseaba, los hombres que se han acercado de más han terminado muertos en vida. Era una bomba radioactiva que evaporaba gases nocivos. Mi única culpa era amarlos sin sentir remordimiento.

Esta vez sería yo quien hiciera algo, ahogándome en mis propias consecuencias. ¿O de qué otra forma podría seguir viviendo si no arreglaba nada?

¿Que otra cosa podría hacer?

Buscar a la policía no era una opción. Yo fui quién mató a Mink, yo merezco el castigo, no ellos dos. Nadie más que yo mismo debe arreglar sus asunto. Nadie se va a atrever a amedrentarme, no soy ningún adolescente ni mucho menos un cobarde.

El taxi me dejó en la orilla del camino. No había nada más que una gasolinera y una tienda de conveniencia.
Me senté en el asfalto y miré hacia el horizonte, el amanecer se presentaba ante mi, trayendo calidez a mis huesos.

Imaginé que podría estar haciendo en esos momentos si no me hubiera enamorado de Bin. Tal vez y hubiera sido novio de Ken y ahora fuéramos una pareja estable o Hakyeon, con el que seguía sorprendido por su confesión. La vergüenza de estar a su lado después de lo que hicimos, era notoria. Ravi me odiaba por eso, pero no me importaba. Él solo era mi amigo.

El chirrido de unas llantas se escuchó a mi espalda. Me fijé en la camioneta negra que se estaba estacionando a un lado de mí. Me levanté y me acerqué porque sabía quién era.

La ventanilla del copiloto bajo y dentro estaba Shin.

—Sube.

Miré a mi alrededor, no encontré a nadie que viera a un joven pálido subirse a la camioneta de un maldito desconocido, aunque no lo fuera del todo. Alguien quién pudiera reconocer o dar un testimonio si es que no regresaba con vida.

HERENCIA (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora