PARTE VEINTITRES

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Esa misma noche, el hombre designado a llevar nuestra agenda y servir de chófer y niñera, estaba ahora llevándome a un hotel, con una de las estilistas y otro hombre.

En la habitación me obligaron a bañarme, dándome un cambio de ropa formal, me maquillaron como si fuera a presentarme en alguna televisora y cuando supieron que estaba listo, salimos a un rumbo desconocido.

En el camino, fui tomando una botella de suero junto con dos pastillas especiales de la farmacia de la empresa, las cuales me despejaron y aliviaron mis dolores. Dormité durante el recorrido, no me fijé por donde íbamos ni mucho menos me asegure en preguntar.

A la hora de trayecto, nos adentramos en una zona boscosa. Fuimos interceptados por 3 hombres vestidos de negro en una entrada parecida a un salón de fiestas. El manager dio mi nombre y presentó el código en su celular, el cual fue escaneado y los tres sujetos nos dejaron pasar. El auto anduvo todavía varios metros hasta llegar al amplio estacionamiento. En cuanto nos bajamos, una hermosa mujer volvió a solicitar el código y en cuanto se aseguró que no había problema, nos guió hasta la entrada principal.

Por fuera parecía una especie de castillo antiguo occidental. De esos que se ven en las películas de caballeros, pero sin la majestuosidad del tamaño, esta solo era la fachada ya que por dentro, la modernidad estaba diseñada en cada detalle.

Pasamos un pasillo largo desde el cual ya se escuchaba la música de una orquesta. Al llegar a otra puerta, nos volvieron a solicitar el puto código, pero esta vez me tomaron una fotografía frente a un mural. Nos permitieron pasar al salón principal, que parecía más una fiesta de ancianos. El lugar estaba lleno de gente y de meseros pasando presurosos con las charolas en sus hombros.

—Creo que llegamos a tiempo. Aún no empieza —el manager lucia tenso.

Las luces eran opacas y olía a un perfume muy dulce.

—Ahora si dime ¿Qué hago aquí? —mire a mi alrededor y varios hombres y mujeres no me quitaban los ojos de encima.

—Callate y sígueme.

Algunos sonreían, pero otros se veían como sorprendidos.

Estaba nervioso, claro que sí. Bastante nervioso. No estaba familiarizado con tener tan cerca a hombres y mujeres poderosos de la política. Identifiqué a algunos ministros y alcaldes. Había más idols. Crucé mirada con 3 de una agrupación grande, quienes me sonrieron igual. Otros más eran de grupos pequeños, algunas actrices y productores.

Se me revolvió el estómago. Busqué los bocadillos que algunos comían y me acerqué al primer camarero que pasó con una bandeja llena de canapés.

En mi paso, choque con un presentador famoso de la televisión, al que le ofrecí disculpas.

—Pero no te vayas —dijo de repente entre el murmullo de la gente y me tomo del codo, sosteniéndome fuerte —. Te he visto, te conozco. Eres Leo de Vixx, por supuesto —su sonrisa me dio escalofríos —. Que maravilla que estés aquí, ¿cuál es tu código?

El manager salió de repente y le mostró lo que pedía en la pantalla de su celular. El hombre lo escaneo y volvió a sonreír complacido.

—Te veré pronto jovencito —lo ví mirar con interés la pantalla de su teléfono mientras era jalado por mi acompañante fuera de su vista.

El manager me llevo a una zona un poco escondida detrás de un enorme pilar. Se limpió el sudor de la frente

—Ahora es cuando te diré lo que pasa —comenzó a decir mientras miraba a nuestro alrededor con cierto nerviosismo —. Tú me caes bien a pesar de todas las tonterías que haz hecho. El CEO me ordenó que no te dijera nada a menos que fuera necesario, pero estoy viendo que será una dura noche... para ti. Hay demasiada gente interesada en ti, ya he dado el código a 10 personas.

—Espera, espera. No te entiendo nada. Tranquilízate y explícame —muy dentro de mí sabía perfectamente que estaba haciendo aquí, pero quería oírlo de él.

—Aquí es una especie de "burdel". Hay diversión para quien pueda pagar, ya que la mayoría de los servicios que se ofrecen son muy caros. Uno de ellos es poder tener intimidad con gente famosa o poderosa. No solo alguien puede pagar para acostarse con algún Idol, sino que si se está interesado en alguna persona fuera del medio, puede pagar para conseguirla... no sé si me explico. Hay gente en este lugar que paga porque sus fantasías se hagan realidad. Es muy peligroso estar aquí, si no se acatan las reglas puede haber problemas... no sé si me explico.

Sus manos temblaron y eso me preocupo. Este sujeto tenía nervios de acero y nunca lo ví titubear. Ahora podría creer que estaba a punto de orinarse encima.

—Tranquilo, si te entiendo. Ya he escuchado de este tipo de lugares, se corren los rumores entre nosotros —mi corazón comenzó a acelerarse —. Sólo dime qué tengo que hacer.

Lo ví suspirar para tranquilizar su respiración.

—Eres valiente —me mostró la pantalla de su celular y por fin pude ver el puto código QR —. El trato que se tiene con la gente que nos envío el vídeo de Wonsik y Hong Bin, es que tú participes en un espectáculo privado, o sea que bailaras frente al hombre que pago por ti y por el que estamos aquí. Lo que no sabíamos y que nos enteramos después, es que cualquiera que pida tu código, puede entrar a la subasta que se hará al final de la noche. Estoy buscando a quien preguntarle qué pasará contigo cuando alguien gané la subasta. Te digo que ya van 10 personas que me piden tu código. Eso me pone nervioso.

—Tu y yo sabemos que es lo que pasará conmigo, no es ninguna novedad ni sorpresa. Recuerda que es lo que gira alrededor de nosotros y lo que busca la mayoría de las personas —me sorprendí de la tranquilidad que me embargaba, pero lo atribuía al deber que yo solito me había conferido para salvar la reputación de Hong Bin —. Estaré bien. Se defenderme y no soy ningún tonto.

—¿Leo? ¿Leo de Vixx? —nos giramos en dirección al hombre que se había acercado —. ¡Vaya! No creí que algún día vería a alguien de ese grupo aquí. ¿Tú eres el manager? —el otro asintió —. ¿Él tiene un código? Lo quiero, la subasta es en un par de horas y no me la voy a perder.

Escaneo mi código y se alejó sin mayor escándalo.

Fue entonces que las piernas me temblaron. El fuerte espíritu que siempre poseía, se esfumó. La incertidumbre de lo que pasaría conmigo ahí adentro, me hizo sentir pánico.

HERENCIA (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora