PARTE TREINTA Y TRES

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Pedí a una de las enfermeras que me dejara verlo. El manager lo prohibió, como era de esperarse. Me corrió de ahí y casi a rastras me obligó a regresar al departamento.

No pude, tenía la cabeza llena de preguntas. Necesitaba saber que tanto era real la historia de Ken, porque no podía creerlo. Últimamente no podía confiar en él, su juicio estaba en duda por sus acciones.

Era difícil asimilarlo, era complicado. Yo deseaba que fuera mentira todo aquello, no podía pensar que mi pequeño Bin estuviera atado a ese maldito. Shin siempre se caracterizó por ser apático, con la mirada altiva y su forma de hablarnos con una autoridad demasiado agresiva.

A mí me trataba como si fuera un ser superior, me odiaba, no le caía bien.

A mí tampoco.

Los rastros de dolor en mi cuerpo me atacaron una vez que regresé al dormitorio. En la sala estaban todos platicando, quise ignorarlos y Hakyeon me lo prohibió.

—Es necesario que arreglemos todo. Ken me ha marcado y me advirtió. Sé que sabes más de lo que nos compartirás y espero que al menos esta vez te abras y nos cuentes. Estamos llegando al filo del acantilado, tenemos un gran problema que aún nos sigue atacando por la noche.

Su cuerpo transmitía cansancio.

Sus ojos dolor.

Me senté a su lado y comencé a hablar. Esta vez no podría combatir a los demonios yo solo. Necesitaría ayuda.

—Jaehwan está metido en grandes problemas. Saben que vive con Shin y que éste lo tiene como su juguete. También recordemos lo mucho que ha cambiado y esto se debe al consumo de drogas —hice una pequeña pausa para acomodar mis palabras —. Él y Shin han estado grabando videos para venderlos y en todos Jaehwan es el protagonista. No me hagan decirles que clase de videos porque ya lo saben —miré a cada uno y sus rostros estaban como tallados piedra —. Los chantajes ya llegaron a nosotros. La gente ha comenzado a señalarnos y a hablar a nuestra espalda. Bin me dijo que fue obligado por Shin a grabarse con Won Sik para que pudiéramos evitar que hablara de más, porque sabe lo de Mink... no creo que se lo diga a nadie y confío en que Ken no será tan idiota como para permitirlo —todos seguían callados, escuchando con atención —. Volví a tener una relación fugaz con él, enganchandome. Logró confundirme, logró hacerme sentir una mierda. He querido arreglar todo por mi cuenta, pero eso será imposible. Ya todos estamos metidos. Ravi, de ti y Hong tienen ese vídeo que espero que lo que N y yo hicimos, sirva de algo. Estoy viendo que Shin arrancará toda la confianza y seguridad que nos embargaba, no sé que más quiere además de poseer a Ken y a Bin. Él me odia y no me quiero imaginar que está tomando a los dos hombres que amo para torturarme.

Me detuve, puse sobre la mesa el pastillero de Bin y lo abrí. Esparci su contenido sobre la mesa para que todos lo vieran.

—La sobredosis de Bin no es nada que debería sorprendernos. Él está muy afectado por lo que ha vivido. Todos lo notamos, pero nadie hizo nada. Una vez intento suicidarse, ahora quiero saber porqué abusó de estas pendejadas y está internado en un hospital. Quiero ayudarlo, a ambos, porque Jaehwan está en lo mismo. Lo veo consumir sin tapujos y sin preocuparse. Los dos ahora son ahijados de ese hijo de puta, los tiene controlados y sabrá Dios que han hecho para él. Lo de los vídeos no me preocupa tanto como la dependencia que tendrán por las drogas si siguen con Shin. Esta vez no quiero estar solo. Los necesito a ustedes.

Agaché los ojos y miré mis manos entrelazadas. Mis pulseras y anillos brillaban. La mano de N se atravesó en mi campo de visión y tomó las mías, las apretó con fuerza.

—Necesitamos la ayuda de alguien, nosotros solos no podemos. Si Ken y Bin están... "atados" a Shin, ninguno saldrá de ahí a menos que ellos quieran. No vamos a poder obligarlos a hacerlo, si están tan metidos en problemas por culpa de Shin, no habrá nada que los haga cambiar de opinión. Me imagino que queda esperar y controlar el asunto, hablar con ambos y saber que es lo que pasa. Bin está con el alma rota y la cabeza vacía. Han dejado de ser coherentes sus acciones. Su depresión está más presente y tienes razón, nadie hizo nada para ayudarlo. De Ken es lógico que el haber decidido entregarse a Shin fue por mero resentimiento cuando se enteró que volviste a acostarte con Bin. Leo, mírame —me sentí atacado y regañado, aunque sabía perfectamente que N decía la verdad. Lo obedecí y lo miré —. Eres un idiota tú también. Haz ido destruyendo todo a tu paso sin medir las consecuencias. Ahora que todo se está llendo al carajo, quieres hacer algo. Te hemos dado demasiadas libertades que no mereces, tu obligación ahora es ayudar y no cagarla más. Hay gente que ha llevado al límite su vida y su corazón solo por ti —la forma en que sus ojos se apagaron, me dieron a entender muchas cosas que ahora sabía sobre sus sentimientos por mí. N me amaba mucho y para mí era difícil hacerle saber que lo quería como amigo. Deshice el agarré de nuestras manos y lo abracé.

—No me puedes obligar a cambiar mis sentimientos. Los amo a ellos dos y me rompe el corazón verlos destruirse sin razón. Me da coraje que no puedo hacer nada, que he hecho estupideces que afectan a los demás. No quiero pensar que soy yo el culpable, por favor no me culpes.

Mis palabras salieron desesperadas.

Esta vez pude en verdad percibir el amargo sentir del arrepentimiento. Yo era consciente de que mis acciones era dañinas para ellos, pero no me importó. El desear poseerlos era un proyecto personal. Me enfoqué en eso y me llevó a robarles el alma. Ahora que la maldición había caído sobre mis hombros, me di cuenta que estaba heredando las consecuencias.

Esa herencia que cobraría con mi propia sangre. Porque las acciones tienen sus repercusiones y más si fueron maliciosas.

HERENCIA (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora