Las calles de la ciudad que siempre lo habían dejado fascinado está vez lucían grises, grises como el encierro o como un mal rollo. Nada en el lugar, en el paisaje o en la brisa fresca le devolvía la emoción.Hoy estaba completamente alejado a lo que él era, y en ese desconocedor pensamiento, se encontró.
¿Cómo? Parado frente a un edificio enorme, que funcionaba como hotel, en el primer piso estaba instalado lo que parecía ser una discoteca.
Sin tener la mínima ocurrencia de bailar, entró para hacerse una vista del lugarQuedando completamente a disposición de las luces de colores y la música, avanzó hacia los mozos del lugar, pidió un trago pero luego se percató de que no llevaba plata consigo.
Claro, esa mañana había salido antes de que Ramón despertara y prácticamente había tomado el impulso de salir como así a la calle, de poca suerte se puso una polera.Para cuando uno chico bastante alto y de pelo rubio se acercó a la barra a servirle el trago, él no sintió la obligación de decirle que no llevaba dinero. Entonces disfrutó del trago mientras observaba a la gente bailar y divertirse.
-¿Esto está abierto siempre?-le preguntó al chico rubio.
-Hoy que es sábado estuvo todo el día, el resto de la semana solo de noche.-
Carlos hizo una mueca al escuchar sábado, últimamente estaba más perdido de lo normal, y le molestó mucho, ya que él no era de esa forma. Olvidándose por completo de su interés en ese lugar, quedó delirante buscando una explicación a dónde estaba el Carlos Robledo de siempre.
En su deducción nunca admitió al morocho que ahora lo esperaba dormido en el hotel.Al terminar el trago no sintió las ganas de salir corriendo ni de inventar algo para distraer al chico.
Entonces solo volteó a verlo para que éste le prestará atención, por primera vez pensó en la posibilidad de hacer algo correcto.El muchacho se le acercó sonriente y se posó a pocos sentimetros de él, con ambas manos sobre la barra que los separaba.
-Corre por mi cuenta príncipe...-le dijo luego.
Carlos levantó una ceja y en su cara se veía confusión, sin embargo asintió con una leve sonrisa y salió del lugar no sin antes susurrarle gracias a aquel tipo.
Luego de divagar varias horas, el calor agobiante de Buenos Aires lo saturó, obligándolo contra su voluntad a volver al hotel.
Sobrecargado de dudas el cielo parecía el testigo más inocente y la arquitectura del edificio por primera vez le pareció espeluznante.
No se dejó cohibir por su mente, que le gritaba miles de insultos. Por primera vez retrocedió algo que el mismo empezó, en ese instante no supo como seguir, recordando ese momento con Ramón su cabeza en blanco lo dejó perplejo.Fue ahí cuando decidió que debía dejarse de payasadas, ingresó al lugar con paso firme, por primera vez desde que se fue sintió ganas de verlo.
Y fue lo fuerte de la escena en como lo encontró, que dejó toda duda en las escaleras.
Ramón estaba parado frente a él, de espaldas con la mirada perdida hacia la ventana, pensando en sólo él sabe que. A su costado, un bolso grande con ropa sobre el suelo.-Ramón.-lo llamó.
El nombrado se volteó y su mirada cambió, el semblante que antes parecía calmo, ahora era serio y frío.
-¿Te vas porque no quise hacer...?-habló aún con calma carlitos.
-¡No!-dijo re repente Ramón algo aturdido.-no pienses que es por eso Carlitos-intentó remediar. No quería irse dejándole la idea de qué todo eso pasaba por un desliz de ellos.
-¿Entonces?-a este punto Carlos también lucia serio, y sus miradas parecían quemar al otro, había mucha rabia en el aire, pero también deseo, algo que nunca pudo ser.
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| El Ángel | Corazón ¿contento?
AventuraBasada en la película "Él Ángel", una suposición de lo que no se vio y una vista más a fondo de los personajes.