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El sonido del timbre resuena por todo el apartamento y, como NaYoon se encuentra en medio de su ducha de media hora, me veo en la obligación de tener que dejar a un lado el libro de texto que estoy repasando para la universidad e ir a ver de quién se trata. Avanzo por el pasillo escuchando como golpean la puerta en un simpático ritmo, que me deja en claro que más que buscar llamar mi atención están tonteando ahí afuera.

— ¡Ya voy!

Al abrir me topo con JongDae de pie al otro lado. De inmediato mis cejas se alzan con notoria sorpresa al percatarme de que el color que decora ahora su cabello ya no es el mismo castaño que recuerdo, sino que un rubio claro que resalta más el pálido tono de su piel.

— Hola.

— Ho-hola...— murmuro, desviando mis ojos de su pelo hasta cualquier parte de su cara que no sean sus ojos ni sus labios. — Tu pelo... ahora es rubio. Te carcomió la envidia, ¿eh? — susurro, permitiéndome bromear con él.

Se ve bien. Tanto el color rubio como el castaño lo hacen lucir muy guapo y eso es algo que no puedo negar, pero que tampoco pienso decir en voz alta.

Se ríe de lo que he dicho, cosa que me alegra porque me hace saber que no se lo ha tomado a mal en lo más mínimo.

— Sí, me inspiraste a probar algo nuevo — dice con una expresión triste, pretendiendo estar avergonzada por lo que ha hecho cuando no es así. Sus manos acarician su corta melena, jugando con las tersas hebras en el proceso. — ¿Qué tal está? ¿Cómo me queda? ¿Se me ve mal? — pregunta con una notoria inseguridad en su tono de voz, lo cual me hace cuestionarme un poco la importancia de mi opinión para él.

Niego suavemente y me obligo a sonreír. No pienso mentirle, a pesar de que una pequeña parte de mí quiere divertirse a base de él, lo cual me permitiría si me sintiera en más confianza con él.

— No. EL ru-rubio te queda muy bien. Te ves... Guapo — lo halago, percibiendo como mis pómulos se tiñen de un suave carmín y como mi corazón bombea sangre con un poco más de velocidad. No es común en mí halagar chicos, debido a que apenas y si puedo hablarles, y es por eso mismo que los nervios se apoderan de mí en este momento. Me cohíbo bajo su oscura y penetrante mirada que no se despega de mi cara, y su boyante sonrisa me saluda con felicidad.

— ¡¿De verdad lo crees?! ¡Uff...! ¡Me alegro de que pienses así! La verdad es que no estaba muy confiado en verme bien cuando salí de la peluquería, pero ahora, que me has dicho esto, has conseguido que me sienta con más confianza. — Ríe con ternura. — Gracias por hacerme sentir mejor.

— No es nada, supongo...— Asiento para mí misma, entretanto mis temblorosos dedos se dedican a jugar con el borde mi chaleco en un gesto que disimulado. — ¿Solo viniste a mostrarme tu nuevo color de cabello o....?

— ¿Ah? ¡No! ¡Claro que no! — Niego con las manos y la cabeza, como si no fuera suficiente un no verbal. — En realidad, quería pedirte un favor.

— ¿Un favor? ¿Qué tipo de favor? — cuestiono, curiosa y un poco desconfiada con lo que pedirá.

— Veras... Para mi clase de música necesito componer una canción con un compañero y me gustaría que...

— ¡Chen! — La emocionada voz de NaYoon se hace oír a mis espaldas, interrumpiendo al, ahora, rubio chico. Mi mejor amiga avanza a paso rápido hasta llegar a nosotros y abraza mi brazo derecho con vigor, sin despegar sus brillantes ojos cafés de nuestro vecino de piso. — ¿Qué tal estás? ¿Qué haces aquí? ¿Has venido a hablar con Iseul?

La efusividad con la que habla no parece molestar en lo absoluto a Chen, quien lo le sonríe y contesta sus preguntas de manera calmada mientras que yo, revoloteo los ojos porque entiendo muy bien en qué dirección van todas esas interrogantes.

ANDROFOBIA » KIM JONGDAE ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora