15. En un estilo de ropa diferente

368 52 23
                                    


—¿Qué piensas Akaashi? —pregunta Komi a su compañero luego de alcanzarle una botella de agua. —Bokuto parece estar deprimiendose porque su remate no da en el blanco. ¿Olvidará cómo hacer el cruzado o el recto?

Akaashi tomó su tiempo en contestar a la pregunta de su compañero, venía analizando los movimientos de su rematador hacia cierto rato y la sumisión de sus pensamientos lo dejó "ido" del plano terrenal.

—Para mi olvidará el recto. —Acotó Konoha apareciendo de la nada.

—No, olvidará el cruzado. —Respondió Akaashi muy seguro de sí mismo. —Es el que más fallas ha tenido a lo largo del día.

—Pero ese ya lo olvidó la última vez. —Contraatacó el otro.

—Eso no tiene justificación alguna, Konoha-san.

—¿No? ¡Apostemos!

—No es por nada amigo, pero yo le voy a Akaashi. —Dijo Komi intentando esquivar los fusibles de la mirada de Akinori. Segundos después, no hizo falta para que el "séquito" de búhos hiciera sus apuestas también, y como en todo juego, habrían ganadores y perdedores que no tardaron en organizar en premios y castigos.

—Quiero aprovechar esta situación al máximo. —Akinori sonrió con malicia, y como si se frotara las manos con maldad, prosiguió con la explicación de las consecuencias. —Si pierdes, Akaashi, mañana romperas varias reglas de la escuela. Nada demasiado consecuente —apuró en decir al ver el obvio rechazo del menor— cosas pequeñas, como... venir sin tu uniforme... si, eso. Lo más rebelde posible. Todo un punk anarquista quemador de iglesias.

—No quemaré iglesias. —Contestó Keiji con el significado del repudio impreso en su cara.

—No, Akaashi, noo. Solo lo del uniforme... y si entras tarde a clases, mejor aún.

—...¿Y que hay si yo gano?

—Pagaré tu almuerzo 3 días.

—Una semana.

—4 días.

—Semana y media.

—De acuerdo una semana.

—Eres tan fácil, Konoha-san. Trato hecho. —Sonrió el de segundo, estrechando la mano de su, ahora, contrincante, con una sonrisa pequeña de medio lado; seguro de su victoria. El balón rebotando reiteradas veces en el suelo lustrado era su melodía de triunfo, y cuando este dejó de sonar, es cuando se acercó el momento del veredicto.

Bokuto se acercó al resto del equipo, arrastrando los pies y los ojos a medio abrir. Con disgusto y tristeza, se expresó al resto de personas que lo miraban expectantes, casi ansiosos a lo que el capitán iría a decir. Él solo levantó la mirada para buscar a una sola persona entre la multitud que lo acorralaba cada vez más, y una vez encontrado su blanco, se lanzó a su persona para llorar y ser consolado.

—¿Qué sucede Bokuto-san? —Preguntó aún sabiendo la razón de su aflicción.

—Akaaashee, yo... lo olvidé... —intentaba decir mientras secaba lágrimas gruesas con su mano.

—¿Qué es lo que olvidó?

—¡Mi remate favorito Akaashe! ¡El recto! ¡Olvidé el recto, ese maldito que tanto me costó dominar!

El vicecapitán del equipo plumifero habría soltado un par de palabras para consolar a su desdichado capitán y amigo, pero era prácticamente imposible carburar coherencia alguna cuando las montañas de sanciones por romper las reglas, pasaban por su mente. Incluso diría que hasta le estaba dando jaqueca.

30 day OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora