21. Cocinando

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Ruidos extraños se escuchaban en la cocina, golpes de ollas, vasos rompiéndose y hasta batidoras funcionando con sonidos sospechosos.

Algo curioso, quizá temeroso por lo que llegase a encontrar, Akaashi decidió abrir la puerta de la cocina para indagar lo que estaba ocurriendo en el interior.

—¿Que estas haciendo Kuroo-san? —preguntó cuando logró hallar su decaído cuerpo, reposado sobre la mesada.

—... Un pastel. —Murmuró como quien pierde la apuesta de su vida y debe darle la vuelta al mundo en ochenta días. —¡No me mires! Akaashi... —pronunció el nombre con vergüenza. —No te merezco, tú de verdad necesitas algo mejor que yo...

—No seas exagerado. —Cortó el penoso discurso del mayor y se acercó a él. —Después de todo a mi tampoco se me da bien cocinar.

—¡Ves Akaashi! Con más razón todavía. —El menor no respondió con palabras sino con un gesto y expresión que Tetsurou supo interpretar demasiado bien para callarse rápidamente y dejar el tema estancado ahí. —Bueno, en fin. Quería hacerle un pastel a Bokuto, ya sabes por su cumpleaños y todo eso.

—Oh, ya veo. —Expresó luego de levantar una caja vacía de una premezcla de bizcocho. Akaashi rió por lo bajo, incluso para alguien como Tetsurou (u él) una tarea así debía ser sencilla. No entendía porque había mezcla esparcida hasta por los muebles. Pero, para seguir evitando catástrofes, se decidió a ayudar. Bokuto era su amigo también, al fin y al cabo. —Hagámoslo entre los dos, así será más fácil.

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—Olvida lo que dije, por favor. —Dijo el menor sacando el tercer bizcocho del horno, completamente quemado. Lo dejó junto a los otros "soldados caídos" y apoyó sus manos en la mesada, dejando caer en ellos, todo el peso de su cuerpo. Kuroo se sentó en el suelo, intentando de alguna forma u otra, disipar su frustración en un suspiro.

—Nose que es lo que estamos haciendo tan mal, hemos cambiado la temperatura del horno 3 veces, y aun así seguimos sacando puros carbones. —Decía mientras ocultaba su cabeza entre sus rodillas. —Le fallé a mi bro.

—Supongo que podemos obviar la masa en sí y decorarlo como queramos. —Agregó Akaashi sentándose en el suelo también, dándole palmaditas en la pierna a Tetsurou.

—Sí. No nos queda otra alternativa más que esa. —Dicho esto, ambos se levantaron de sus deprimentes lugares fríos por la cerámica y se dirigieron hacia algún heroico supermercado que estuviera abierto a casi medianoche.

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Su plan B, era hacerle alguna que otra decoración con temática de búhos, pero descubrieron que sus habilidades manuales, no eran tan prodigiosas como lo esperaban, o bien, dibujar un simple búho era un reto mucho más complicado que cualquier fórmula química para activar ácidos.

Realmente hicieron lo que pudieron.

Limpiándose el sudor de la frente, Kuroo dirigió su mirada hacia Akaashi, adornada con una extraña sonrisa de triunfo. En cambio, Akaashi seguía enfocando su visión hacia la aterradora y abominable creación que habían hecho.

—Esto definitivamente no funcionará.

—¿De qué hablas? Es lo mejor que pudimos hacer en toda la noche.

—Kuroo-san, miralo bien. Hasta parece que está sufriendo... —Kuroo hizo caso y miró de nuevo la enfermiza decoración manual. Bien, admitía que no era lo más adorable que haya visto en su vida, pero no estaba tan mal.... ¿o si? Igualmente, tiempo ya no les quedaba porque debían partir ya al instituto, la pequeña celebración para el capitán de Fukurodani estaba pactada para el entrenamiento matutino, de esa forma, Kuroo podría asistir también.

—Le gustará amor, Bokuto valora los detalles. —Fue todo lo que dijo el mayor de los dos antes de envolver su pequeño caos repostero.

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Bokuto llegó esa mañana al gimnasio cargado de bellas ilusiones, típicas de cualquier cumpleañero emocionado por su día especial. El equipo lo recibió cálidamente, aún más, sus dos queridos mejores amigos, que por supuesto, no dudaron en recibirlo en un gran abrazo grupal.

Dado el momento, Kuroo preparó a Kotarou con su gran y "exquisita" sorpresa. Akaashi se tapó el rostro con una mano cuando lo mencionó en el progreso de tan logrado resultado.

—¡¡Eso es!! —Exclamó Bokuto emocionado. —¿Eso que es?

—Cómo que "¿qué es?". Claramente son búhos, mira, hicimos muchos de ellos porque te gustan.

—¡No me jodas, Kuroo. Parecen enfermos!

—Lo sabía... —Susurró Akaashi para acercarse al par de idiotas que ya habían empezado a pelear.

El próximo año, se dedicaría a buscar algún objeto en una tienda que el búho capitán atesore y no tenga que intervenir con sus manos. Definitivamente.

30 day OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora