7. Haciendo cosplay

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—¿Qué es esto Bokuto? —Preguntó Kuroo al ver la tarjeta que tenía en la mano, quien le fue otorgada por su amigo.

—Es la invitación a mi fiesta. —Contestó como si fuera lo más normal del mundo.

—Ahh... si, invitación. —Susurró mirando a Bokuto con una mueca extraña. El otro dejó de darle atención cuando vió al segundo pelinegro en cuestión, entrar al gimnasio.

—¡¡Akaaasheee!! —Gritó para llamar su atención y, segundos después, le entregó la tarjeta. Al final Keiji tuvo la misma reacción de Kuroo o, más bien, no sabia como reaccionar. —¿Irás Akaashe, irás? ¡Es mi cumpleaños! ¡No puedes no ir!

—Ahh... supongo que no puedo perdermelo. ¿Lo del disfraz es obligatorio, Bokuto-san?

—¡Por supuesto que sí! ¡Incluso pensé disfraces en conjunto para Kuroo y tu!

—Bro... pensar que siempre estas preocupandote por mi... —Agregó Kuroo tocándose el pecho con una mano, indicando que el detalle de su mejor amigo le había tocado el corazón.

—Bro tu sabes que siempre estaré para ti.

—Ah, ya empiezan. —Susurró el más bajo de los tres, retirándose del lugar. Cuando aquellos dos se ponían de esa forma, no había manera de calmarlos, solo esperar a que se les pase y retomen el hilo de conversación original.

—Dime Bokuto ¿cuáles fueron tus ideas? —Preguntó Kuroo luego de un rato de delirio "no homo".

—¡Oh! Solo pensé en una. —Dijo el de cabellos bicolores intentando parecer inocente. —Un día estaba comprando rodilleras nuevas en el centro comercial, cuando de repente el par de disfraces resplandecían en la tienda de enfrente. Entonces recordé cuando me contaste de una de las características que te gustaba de Akaashe y pensé que se sería perfecto.

—Ajaa... ¿Entonces de qué es?

—Es una sorpresa. —Dijo sonriendo con algo de malicia. Y luego "huyó" hacia la puerta cuando vió entrar al resto de su equipo.

Kuroo lo observó, arqueando una ceja, desde su humilde lugar ¿Debería confiar plenamente en el juicio de su mejor amigo? Pensó que sí se aparecía en dicha fiesta con un disfraz diferente a su elección, evidentemente el estado de depresión sería inevitable, por lo que descartó la idea de rechazar el esfuerzo que Bokuto había puesto para con ellos dos. Bueno... si tenía que hacer el ridículo por lo menos no estaría solo. Aunque en verdad temía más por su pareja, Kuroo estaba acostumbrado a hacer el ridículo algunas veces, pero Akaashi no.

Decidió que si se pasaban con los comentarios, se las iban a apañar con él mismo.

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El 20 de septiembre se convirtió en un sábado movido. Kuroo organizó junto a Akaashi hacerle una sorpresa al cumpleañero cuando despertara, desde allí, llamada tras llamada entraban en el celular de Bokuto, y luego, preparar todo para la noche. La pareja se había ofrecido a ayudarlo, porque en el fondo bien sabían que él solo no podría hacerlo todo (ya que sus padres trabajaban ese día).

Lo peor sucedió cuando Kuroo se ofreció a hacerle un pastel a su amigo. Akaashi comprobó que a menos que el mayor le mostrara algún título de repostería, no le dejaría acercarse a un horno jamás.

Las horas fueron pasando, entonces, y el lugar (que era la casa de Bokuto), poco a poco iba tomando forma. Akaashi se retiró para ir a bañarse a su casa, dejando a los amigos con los últimos detalles, que era colgar los globos.

—Dime Bokuto, ¿me dirás o me darás el misterioso disfraz que te estuviste guardando hasta el día de hoy?

—Oh claro. —Contestó bajando de la escalera y dirigiéndose a su cuarto, para volver unos minutos después con dos bolsas en la mano. —Te lo regalo, hermano. —Dijo mientras le guiñaba un ojo. Entonces Kuroo comenzó a dudar.

30 day OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora