22. En una batalla, lado a lado

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Holiiis. Este es mi pobre intento de un AUZombie. Es la primera vez que escribo algo de este estilo, no me maten :c 

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Era un mediodía nublado cuando se sintió despertar en un suelo de madera húmeda y maloliente. Rodeado con paredes del mismo material y características similares. Se fijó que en el lúgubre lugar, no había nadie más que su malherida persona. Fue entonces cuando recordó, casi como si las memorias se le cayeran sobre la cabeza como un balde de agua fría, que su compañero y pareja no estaba a su alrededor.

El primer intento de incorporarse de su sitio de descanso, falló completamente al haberse doblegado ante el dolor punzante de su zona abdominal. Fue entonces que se percató de que su herida se hallaba en peores condiciones de las que imaginaba. Aun así, solo quería encontrar a Tetsurou.

La madera sonó en un crujido ante el peso de su cuerpo en movimiento, así que tomó cautela de ser un poco más cuidadoso. Y es que en esa situación, sus acciones debían ser pensadas en gran número, porque ya no existían segundas oportunidades y su herida era una prueba contundente de ello.

De un momento a otro la puerta rechinó ante el roce de sus bisagras oxidadas, del exterior, un hombre de facciones tan conocidas para Akaashi hicieron aparición. Kuroo cerró la entrada lo más rápido y silencioso posible, empujando un mueble de tallados artesanales para que funcionara como tranquera. Luego, se acercó con preocupación desmedida hacia el joven que aún yacía en el suelo.

—Keiji... —abrazó al delgado cuerpo con sumo cuidado y susurró su nombre con la dulzura contrastante de su baritono ser. —¿Estas bien? No deberías moverte, aun no pude sacarte la bala y si te mueves mucho, temo que se entierre aún más.

—De todas formas, Tetsurou —habló por fin en volumen bajo para evitar escándalos, pero su discurso fue interrumpido por leves gemidos de dolor. —Si tenemos que huir de este lugar, no me quedará alternativa que correr.

—Cubriré este lugar como pueda con tal de evitar esa situación, Keiji. En todo caso, te llevaría en mi espalda.

—No, te pondrías en peligro también.

—Ya estamos en peligro, Keiji... —terminó en un murmullo paulatino que cada vez se oía menos. —Si tenemos hasta los humanos en contra, causantes de tu situación, no habrá salvación para nosotros más que ayudarnos entre los dos. Y perderte no está en ninguno de mis planes ¿oíste?

Akaashi no habló más, opacado ante la determinación de quien vigilaba la entrada constantemente. Pero en su estómago se sentía formar un hueco de desolación ante la triste situación en la que estaban embargados. Sentimiento que, además, se acrecentaba ante el hecho de saberse responsable de hacer su situación aún más miserable.

Cuando la insistente vigilancia de Kuroo fue menguando, extendió sobre un mantel improvisado de alguna de sus prendas, un par de bayas y frutas provenientes del bosque aledaño a la cabaña en la que se encontraban. El complejo, situado a la rivera de un río carente de corriente, fue hallado por el par de cansados transeúntes cuando sus pies, hinchados por la caminata de varios kilómetros, no daban abasto para un minuto más. El resguardo que para su fortuna se encontraba vacío, fue su refugio durante tres días. Tiempo que Akaashi permaneció inconsciente debido a la pérdida de sangre y el cansancio excesivo. La sangre tipo O de Kuroo, lo salvó de una muerte segura; donde el mayor hacía improvisadas y pequeñas transfusiones para no debilitarse, ya que era su única defensa.

En el extenso viaje que ya habían trazado desde que se desató el apocalipsis, las provisiones de armas y aprendizajes de experiencias de supervivencia, habían resultado en buena fortuna para ellos. Pero en decadencia situación, ambos sabían -muy en el fondo- que quizá su camino estaría culminando por las malas. Ninguno de los dos decía algo en referencia a eso, lo negaban rotundamente, ya que ponerle fin a todo lo que habían construido hasta ahora, les aprehendia el corazón con dolor y agonía.

30 day OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora