20. Bailando

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Kuroo todavía recuerda aquella cita en la playa, sobre cómo Akaashi se las había arreglado para organizar aquella pequeña salida. Cerró los ojos y sonrió, acariciando suavemente la mejilla de Keiji que aún duerme a su lado.

Lo tomó en sus brazos y hundió su rostro en el cuello ajeno. Riendo por lo bajo.

Aquel día se quedaron sentados mirando el amanecer dar comienzo sobre el horizonte de la playa. Kuroo había abrazado el delgado cuerpo del menor con fuerza, justo como en ese momento hacia. Se había levantado, tomando la mano del menor y llevándoselo consigo.

Kuroo rió fuertemente. Su voz fue arrastrada por el viento de la bahía y contagió a Akaashi de su felicidad. Así que comenzó a dar vueltas en círculos, marcando sus huellas en la arena.

Tetsurou lo tomó por la cintura y Akaashi llevó sus brazos a los hombros ajenos. Y mirándose a los ojos comenzaron a moverse al ritmo de una canción imaginaria, con el compás marcado por el crujir de las olas.

Primero, los movimientos fueron lentos, dando vueltas en el mismo lugar. Luego empezaron a desplazarse, y hacer uso de todo el espacio de la costa; su salón de baile, era ahora interminable.

El agua mojó sus pies de pronto, humedeciendo el dobladillo de sus pantalones. No importaba. No era molestia. Eso era ajeno comparado por cómo se sentían con el otro, y es más, Kuroo incluso empezó a salpicar el agua a propósito.

Akaashi lo regañó entre risas, después de todo no quería que enfermera. El mayor no respondió, dio una última vuelta y miró al menor a los ojos.

Finalmente lo abrazó, besándolo fuertemente en el proceso. Saboreó sus labios, que sabían a sal y lo combinó con su sabor propio.

Kuroo siguió sonriendo al recordarlo. Quería sacar al menor de la cama y bailar con él, justo como lo habían hecho en la playa. Pero Akaashi estaba enfermo, y no podía arriesgarse a que empeorara su condición.

—Otro día será.

30 day OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora