— Quien diría que Millie Brown, estaría en una biblioteca –. Después de que sus mejores amigos se hicieran novios, sus tardes se basaban en ir a la biblioteca local de la ciudad.– Digo lo mismo Lieberher. – Millie trató de bromear. Quizá un nuevo amigo le haría bien ahora que los suyos ya no están para ella. – ¿Que hace el hijito de papá en una biblioteca?
– Tranquila, no estaba buscándote. Solo vine por un libro — Millie sonrió sin gracia — ¿Que haces sola Brown? ¿Dónde están tus amigos? — preguntó Jaeden sentándose junto a ella.
— Lejos de mi — musitó — Besándose — dijo inaudible. Jaeden alcanzó a escuchar, pero decidió no hablar de ello. Se notaba que Millie estaba mal.
— Ve el lado bueno, puedes pasar la tarde con el fabuloso Jaeden Lieberher — el rubio bromeó
— Debo sentirme afortunada — habló con los ojos cristalinos. Jaeden lo notó y sin dudarlo rodeó a la chica con sus brazos. En un sincero abrazo, de esos que Millie necesitaba desde hace tiempo. Estuvieron así por varios segundos, era un abrazo real, el cuál logró juntar todos los pedacitos rotos de Millie, y el cuál hizo que Jaeden comenzará a sentir cosas por aquella hermosa chica.