Sonámbulo.

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Horas más tarde, después de aquella confesión ambos chicos se quedaron dormidos en un cálido abrazo, pero esto no duró demasiado, ya que los fuertes gritos de una pelirroja afuera hicieron que despertaran.

— ¡Finn cariño, baja de ahí! — los gritos de Sadie eran más fuerte que la lluvia. Millie y Noah se levantaron de inmediato y fueron a ver que es lo que pasaba.

— ¿Que no son los gatos los que se montan en los tejados? ¿Que está haciendo Wolfhard la rana allá arriba? — le preguntó Noah a Sadie. Todos se pegarían un resfriado, la lluvia estaba pegando muy fuerte.

— Me desperté para ir al baño y Finn no estaba a mi lado — Sadie lloriqueó — Es sonámbulo, no despierta, no escucha mis gritos. — Sadie quitó el agua de sus mejillas e inhaló — ¡Finn! ¡Despierta!

— Iré a bajarlo. — Noah salió corriendo hasta la enredadera para poder subirse, pero no se le hizo tan fácil, estaba resbaloso.

— ¡Finn! — un gritó desgarrador de Sadie salió al ver como Finn caminaba al borde. — Despierta por favor.

— ¡Finn! — esta vez Millie fue quien gritó, al ver como su mejor amigo estaba a punto de caer. — ¡Vamos Finnlard, despierta! — una vez más — ¡Finnie! — y el rizado abrió los ojos de golpe, mirando el piso, tratando de equilibrarse. Estaba apunto de caer, cuando Noah sujeto sus hombros con fuerza impidiéndolo.

— ¿Que mierd... — el rizado no terminó su oración al ver que Noah estaba con él — ¿Que haces tú aquí? — preguntó Finn dandole un empujón

— Ja, ¿No es obvio? — preguntó Noah sin si quiera mover un músculo por el empujón que Finn le había dado. — Estaba salvándote la vida Wolfhard. Por segunda vez. Pero veo que ni sabes agradecer ni lo más mínimo. — Noah se volteó para poder bajar por las enredaderas — Idiota

— ¿Que haz dicho? — preguntó Finn molesto. Estaba celoso de Noah, y su manera de expresarlo era desquitándose con él. A Sadie le parecía un gesto tierno, pues Finn estaba celoso porque ella y Noah pasan tiempo juntos.

Si sólo la pelirroja se enterara que el corazón del castaño pertenece a una hermosa chica de ojos color miel, no se emocionaría tanto.

— Idiota — soltó el ojiverde un poco más alto — Te he dicho idiota, porque eso es lo que eres. — Noah se volteó quedando frente a frente.

— ¡Chicos! — las mejores amigas soltaron a dúo — Bajen de ahí, se caerán, está resbaloso — gritó Millie. Noah al escuchar su dulce voz, la miró y sonrió. Aunque quizá la castaña no haya notado aquel gesto porque estaba empapado y muy alto. No podía ver con claridad.

Lo que lamentablemente si pudo ver, fue como Finn empujaba a Noah haciendo que esté cayera fuertemente al piso.

Demasiado tarde. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora