Cuando Noah cayó, Millie corrió a abrazarlo y comenzó a llorar. Sus ojos botaban más agua que el mismísimo cielo.— ¡Dios Sadie hace algo! Llama a una ambulancia — decía Millie mientras abrazaba a Noah. La pelirroja asintió y entró corriendo a la casa por su celular para llamar a emergencias — Vamos Schnipper, quédate conmigo. Tú puedes, solo... quédate conmigo ¿si? — Millie tomó la cara del castaño con suma delicadeza y lo obligó a mirarla.
— ¿Y Sadie? — preguntó Finn bajando por la enredadera, como si nada. Millie solo lo ignoró. Se merecía eso y más.
Ojalá tu hubieras caído de ahí.
— Vamos Noah mírame — Millie lloriqueo moviendo al castaño que estaba cerrando sus ojos — Mírame, Noah ¡Mírame! — gritó y abrazó al cuerpo con fuerza al ver que el ojiverde no abría sus bonitos ojos. — ¡Noah por favor! — sollozó
— Mills, yo... — Finn se acercó a tocar el hombro de su mejor amiga. Ouch. Todo esto era su culpa.
— No me toques — Millie golpeó con fuerza la mano del rizado quitándola de su hombro. — ¡Te odio! — Millie lo miró, y aunque ella tuviese sus lindos ojos rojos e hinchados Finn pudo notar como el desprecio estaba presente en ellos, y en su voz también. El pecoso iba a responderle pero una fuerte sirena lo interrumpió. La ambulancia había llegado.
Rápidamente subieron al muchacho en la camilla con sumo cuidado y luego Millie subió en la parte de atrás sin soltar la mano de Noah en ningún momento. Junto a ella iban unos paramédicos.
Los mismos que le dieron una noticia la cual la había dejado sin aire.
Noah estaba en riesgo vital.