– Entonces nos besamos – sonrióSi lo sé, los vi.
– Eso es genial – le regaló una pequeña sonrisa a su mejor amigo. Ouch.
– Ella es genial... – ¿era posible que el corazón de Millie siguiera rompiéndose cuando ya estaba destrozado? – Sadie... ella es increíble. – terminó de decir el rizado.
Estaba tan contento. Había besado a la chica más hermosa, y tenía a la mejor amiga del mundo. Lástima que Finn no sabía que con cada palabra que el decía le rompía cada vez el corazón a Millie.
– ¡Hola bobos! – Sadie llegó de un brinco a la cafetería, teniendo un complejo si sentarse con su mejor amiga o su novio. Ambos estaban expectantes a la decisión que Sadie tomaría.
Increíble, pensó Millie al ver como Sadie se sentaba al lado se Finn. Lo que menos quería es que su mejor amiga la empezase a dejar de lado.
— Hola cariño — Ouch. Finn dio un casto beso en los labios de su novia.
Ouch. ¿Sería así todo el tiempo?
— Y-yo... — Millie trató de hablar — Ire al baño.
Si era necesario tener que irse a China con tal de no ver como Finn y Sadie restregaban su amor sobre sus narices, tomaba el primer vuelo que encontraba. Pero era absurdo, a Millie le había comenzado a cansar toda esta situación, y solo habían pasado unos días. A ella le alegraba ver a sus amigos felices, pero estaba siendo egoísta consigo misma, ella no estaba feliz con esto. No se permitiría seguir sufriendo, al ver como Finn y Sadie eran felices y ella no.
Iba tan sumergida en sus pensamientos, mirando al suelo en su melancólico caminar, sintiéndose horrible, cuando accidentalmente choca con un chico, un par de centímetros más grade que ella, castaño, con un hermoso color de ojos.
— ¿Puedes fijarte? — el chico soltó molesto, pero al ver la cara de Millie su expresión cambió al instante — Yo, lo siento.
— Está todo bien — Millie siguió su camino, cabizbaja.
¿Que pensaban? ¿Que se enamorarían al instante? No, pues ella ya estaba enamorada de alguien que no le correspondía.