Ese mismo día, luego de la discusión de la ex pareja, Sadie salió de la habitación en la cual su novio se encontraba y fue a ver a su mejor amiga.— Iré a casa Sads — Millie limpio sus lágrimas rápidamente, Sadie solo la miró con lástima, quería abrazarla pero a Millie no le gustaba que los demás notaran su vulnerabilidad. — Despídeme de tu amor.
Increíblemente esta vez no hubo Ouch. Millie se alegró un poco por eso.
Salió del hospital y comenzó a caminar a casa, pasando por el parque en donde Jaeden y ella estaba tomando una malteada y habían decidido intentar algo juntos. Es ahí donde hubo Ouch. No debió hablar tan rápido.
Al llegar a casa, subió lo más rápido hasta a su habitación, activó el cerrojo y se echó a la cama a llorar. Como cuando solía llorar por Finn. Pero ahora no lloraba por él.
Maldito Jaeden.
Mientras la castaña lloraba en silencio, para no preocupar a sus padres y tíos, Finn estaba obligando a su novia que le contara lo que había sucedido.
— Sadie cariño no me mientas — Finn se acomodó en su camilla, soltando unas quejas. Sadie instantáneamente se abalanzó para ayudarlo — Estoy bien amor. Tranquila — soltó una risita — ¿Ahora podrías decime por favor lo que ocurrió allá afuera?
— Finn cariño, relájate. ¿Porque quieres saber todo esto? — preguntó su novia pelirroja, dudosa.
— Solo preocupación cariño. — le dolía mentirle a su novia. — Oí los gritos y me preocupa el estado emocional de Millie, por favor.
— Está bien — Sadie tomó aire y prosiguió a contarle todo a su novio.