— Extraño a mi mejor amiga ¿sabes? — Finn comenzó a hablarle a Millie, con la mirada abajo.— Lo se. Todos me extrañan — Millie, aun que tuviera el corazón destrozado decidió bromear.
— De seguro Jaeden también te extraña — Ouch.
— Si... debe estar extrañándome en los brazos de otra. — Millie suspiró con pesadez
— Oh Mills, cuanto lo siento — en realidad Finn no lo sentía, y le parecía extraño. — Ven aquí pequeña — el rizado extendió sus brazos, Millie dudosamente se acercó. Al fin y al cabo eran mejores amigos.
El mejor amigo que ella aún amaba.
Luego de un rato en los brazos de su mejor amigo, se quedó dormida. Hace unos días Millie no podía conciliar el sueño, Jaeden estaba presente en su mente, el beso que no debería haberse dado con Sophia también.
Se sentía fatal, Jaeden la había engañado en sus propios ojos. Pero ella también lo había hecho. Estaba saliendo con un chico mientras amaba a alguien más. Pero si quería a Jaeden, demasiado.
Finn le acariciaba el cabello lentamente, dando reiterados besos en su coronilla, prefiriendo quedarse ahí, con ella que tener salir con Sadie.
— Mills.... Mills. — Finn susurró — Hey pequeña. — al ver que su mejor amiga no reaccionó, la recostó suavemente en su cama. Salió sigilosamente de la habitación de su pequeña amiga.
— Finnsito, cariño ¿que haces aquí? — Sadie apareció de la cocina, un poco cabizbaja.
— Estaba buscándote amor — se iría al infierno por mentir de esta forma. Se acercó y le dió un beso a su novia.
— Oh que bien — sonrió a mitad del beso, para luego abrazarlo. — ¿Te quedas? — preguntó mirándolo con un brillo en sus ojos
— No puedo amor — Finn besó su frente y salió.
Jaeden Lieberher date muerto